Visión comunicativa de la lengua. La competencia pragmática

La competencia lingüística y la competencia pragmática

Para estudiar esta cuestión, es necesario dirimir cómo se relacionan la competencia lingüística y la competencia pragmática en LE/L2, cómo se desarrolla la competencia pragmática en LE/L2 y qué factores contribuyen y dificultan ese desarrollo.

Como ya es conocido, Chomsky definía en 1965 la competencia lingüística como la habilidad de producir y comprender oraciones gramaticalmente bien formadas. En 1966, Hymes rechaza un enfoque centrado exclusivamente en las reglas gramaticales para evaluar si una oración es o no aceptable y abogó por la existencia de una competencia comunicativa.

Se trata, en suma, de la necesidad de tener en cuenta las formas lingüísticas, pero también variables extralingüísticas como el contexto, los participantes en el acto de comunicación y la comunidad a la que pertenecen, la cultura, etc.

En el modelo de Canale y Swain, la competencia comunicativa tenía cuatro componentes: la competencia gramatical, la competencia estratégica, la competencia discursiva y la competencia sociolingüística. Los usos pragmáticos estarían relacionados con esta última en tanto que los hablantes siguen reglas socioculturales para producir e interpretar de manera adecuada los enunciados.

En el modelo de Bachman y Palmer, la competencia pragmática representa el componente central de la competencia lingüística, junto con la competencia organizacional (que abarca la competencia gramatical y la competencia textual). En la competencia pragmática encontraríamos la competencia ilocutiva (el conocimiento y dominio de las expresiones para realizar funciones en una lengua) y la competencia sociolingüística (el conocimiento de las normas sociales para usar las expresiones de manera adecuada ajustándose al contexto).

En la Pragmática intercultural (desarrollada cuando el sistema lingüístico se emplea por hablantes que tienen diferentes lenguas maternas y, por lo tanto, pertenecen con una probabilidad muy alta a diferentes culturas), las interferencias pragmáticas o los fallos pragmáticos se originan debido a una falta de conocimiento en la competencia pragmalingüística (las formas lingüísticas empleadas para realizar actos de habla en una lengua meta) o en la competencia sociopragmática (el conocimiento de las realizaciones pragmáticas ajustadas a contexto culturales diferentes).

Más recientemente, algunos estudiosos se han centrado en la competencia pragmática en el ámbito de la interacción. Por ejemplo, Celce-Murcia añade la competencia interaccional, que abarca dos áreas lingüísticas (la competencia accional y la competencia conversacional), un área paralingüística y un área no verbal.

  • En la competencia accional, los aprendices han de saber cómo realizar actos de habla mediante un solo enunciado o una serie de expresiones en varios turnos en una interacción.
  • En la competencia conversacional, los aprendices deben emplear estrategias adecuadas para iniciar y terminar conversaciones, así como para saber cambiar de temas.

Faerch y Kasper concebían la competencia pragmática basándose en los procesos cognitivos producidos cuando los hablantes llevan a cabo actos pragmáticos. Se basan en dos tipos de conocimiento: el conocimiento declarativo (que incluye conocimientos como el lingüístico, el sociocultural o el discursivo) y el conocimiento procedimental (que explica cómo escogen y combinan los componentes anteriores los hablantes).

También hay que tener en cuenta modelos como el de Ifantidou al estudiar las inferencias pragmáticas en los aprendices de inglés como LE/L2. La competencia pragmática se define en base a la conciencia pragmática (la habilidad para identificar aspectos como la ironía, el humor, el desprecio, etc.) y la conciencia metapragmática (la habilidad de representar y explicar los elementos lingüísticos y los efectos pragmáticos reconocidos por los hablantes o lectores).

Los componentes de la competencia pragmática

Los componentes de la competencia pragmática son los relacionados con la deíxis, los actos de habla, los presuposiciones, los implícitos y las inferencias o la (des)cortesía.

En muchas ocasiones, los aprendices de una LE/L2 no comunican bien estos componentes pragmáticos, lo que conduce a malentendidos cuando no a actitudes negativas por parte de los oyentes nativos. Los fallos comunicativos se pueden encontrar en las formas (pragmalingüística) y/o en las reglas de uso (sociopragmática).

También sucede que un aprendiz pueda entender bien aspectos pragmáticos procedentes de otro hablante en un discurso, pero no sea capaz de expresar sus propias intenciones por carecer de recursos lingüísticos y/o pragmáticos en la LE/L2. Esto se debe a la tendencia a transferir los elementos propios de su L1.

En la adquisición de la competencia pragmática, además de su «nivel», también han de tenerse en cuenta aspectos como el contacto con personas que hablan la lengua meta, su actitud o la motivación hacia la lengua y su cultura o la edad de sus primeros contactos con la lengua meta. Estos aspectos se aprecian muy bien, por ejemplo, en los hablantes de herencia.

Cómo conseguir buenos resultados en el desarrollo de la competencia pragmática

Un aspecto clave para la enseñanza de la competencia pragmática es pensar cómo obtener buenos resultados.

En primer lugar, el instructor debe conocer perfectamente el funcionamiento del componente pragmático, aspecto que, desgraciadamente, no siempre se produce. Existen muchas lagunas en los programas de profesores de lengua respecto a la Pragmática.

Además de ese conocimiento global, los instructores necesitan conocimientos explícitos sobre la Pragmática de la L2 que les haga ser conscientes de los problemas que pueden subyacer en su enseñanza.

Un tercer problema proviene de que no existen muchos libros de texto y materiales que integren de manera adecuada la Pragmática de la LE/L2. Aunque faltan muchos aspectos de explicación metapragmática, afortunadamente en los últimos años van incorporándose estos aspectos.

Sería necesario superar las limitaciones utilizando materiales que incorporen de manera eficaz un contexto y una interacción entre interlocutores que es difícil de producirse entre instructor y aprendices en un contexto de enseñanza tradicional.

Otra clave sería aprender, además, mediante la observación y la interacción con hablantes nativos en contextos reales. No obstante, esta vía no es muy eficaz sin el apoyo de la instrucción explícita.

Otros apoyos son los programas de inmersión, las empresas que conectan con estudiantes no nativos, fórmulas interactivas en internet a través de chats, redes sociales o juegos.

  1. Competencia lingüística, competencia pragmática y competencia comunicativa.
  2. Lectura obligatoria: Escandell Vidal, M. V. (2004). Aportaciones de la Pragmática. En J. Sánchez Lobato & I. Santos Gargallo (Eds.), Vademécum para la formación de profesores. Enseñar español como segunda lengua (L2)/ lengua extranjera (LE)(pp. 179–198). Madrid: SGEL.
  3. Lectura optativa: Cenoz Iragui, J. (2004). El concepto de competencia comunicativa. En Vademécum para la formación de profesores. Enseñar español como segunda lengua/lengua extranjera (pp. 449-465). Madrid: SGEL.
  4. Lectura optativa: Gutiérrez Ordóñez, S. (2006): Ejercitarás la competencia pragmática. En La competencia pragmática y la enseñanza del español como lengua extranjera (pp. 25-44).
  5. Lectura optativa: Koike, D., & Pearson, L. (2021). La adquisición de la competencia pragmática en L2. En M. V. Escandell Vidal, J. Amenós Pons, & A. Ahern (Eds.), Pragmática (pp. 729-741). Akal.

Breve guía de recursos para la enseñanza de la Pragmática como LE

Mencionamos aquí algunos recursos muy básicos para el estudio de la Pragmática aplicada a la LE/L2:

El libro de Derrin Pinto y Carlos de Pablo-Ortega contiene explicaciones muy sencillas y aplicaciones breves para interesantes para la enseñanza de la Pragmática en ELE:

Pinto, D., & Pablos-Ortega, C. de. (2014). Seamos pragmáticos. Introducción a la pragmática española. Yale University Press.

El libro de María E. Placencia y Xosé A. Padilla, de publicación muy reciente (2019), también en versión electrónica.

Placencia, M. E., & Padilla, X. A. (2019). Guía práctica de pragmática del español. Routledge.

Dentro de su programa de desarrollo profesional para la enseñanza de lenguas extrajeras, la Universidad de Texas at Austin incluye un módulo dedicado a la pragmática:

Foreign Language Teaching Methods: Pragmatics

La página web de CARLA (Center for Advanced  Research  on  Language  Acquisition), elaborada por la Universidad de Minnesota, incluye una sección específica sobre Pragmática y actos de habla:

Pragmatics and Speech Acts

Félix Brasdefer, de la Universidad de Indiana, Bloomington incluye interesantes recursos sobre Pragmática y lingüística hispánica:

Resources in Pragmatics and Spanish Linguistics

Disponéis, además, de los trabajos citados en la bibliografía de esta web.

Hacia un nuevo modelo de la comunicación humana

Contenido actualizado el 23 de febrero de 2023.

Como ya hemos dicho en algún otro apartado de esta web, resulta necesario hacer un nuevo planteamiento el modelo de comunicación tradicional, tan extendido y estudiado.

El modelo de comunicación de Jakobson, que tenía su fundamento en el modelo de Shannon y Weaver, es el más conocido y aplicado, pero presenta graves deficiencias que ya estaban en su origen para las comunicaciones entre máquinas y que dificultan en extremo su aplicación a la comunicación humana:

  • Los emisores y receptores no se limitan a codificar y descodificar los mensajes. Si fuese así, la comunicación sería solamente una cuestión de conocimiento del código. Sabemos, sin embargo, que los hablantes utilizan la comunicación no verbal, gastan bromas, dicen las cosas con segundos sentidos…
  • En relación con lo anterior, sabemos que podemos haber entendido perfectamente las palabras de nuestro interlocutor y no haber captado el sentido de lo que nos ha querido decir. Y, a la inversa, podemos también comprender a alguien que no esté empleando ningún código.
  • La comunicación humana no se limita a la comunicación lingüística, sino que nos podemos comunicar a través de otras vías no menos importantes.
  • El ruido es un concepto demasiado simple para aplicarlo a la comunicación humana. Podemos no comprender un mensaje por falta de conocimiento sobre el tema del que nos hablan, por falta de domino del código (como ocurre con un estudiante extranjero que aprende una lengua), por pertenecer a dos modelos de cultura diferentes, por la falta de voluntad de llegar a un acuerdo, etc.
  • El contexto del hablante y del oyente puede no ser el mismo. Cada persona selecciona una serie de elementos en la comunicación según su capacidad cognitiva, por ejemplo.

En consecuencia debemos ser extremadamente prudentes y ser conscientes de que el modelo de Jakobson no explica de modo adecuado la comunicación humana.

El modelo comunicativo del que debemos partir tiene las siguientes premisas:

  • La comunicación lingüística es solamente una parte (aunque, eso sí, muy importante) en nuestra manera de transmitir mensajes.
  • Es necesario saber distinguir entre el deseo de establecer contacto con nuestro interlocutor (intención comunicativa) y el deseo de transmitir un mensaje (la intención infomativa). En algunas ocasiones, estas dos intenciones se solapan, pero hay otras ocasiones en las que es evidente que alguien quiere establecer un contacto comunicativo, pero no sabemos con exactitud qué nos quiere transmitir.
  • Dado que cada persona tiene su propia visión del mundo (un determinado entorno cognitivo), va a utilizar esta visión para intentar comprender los mensajes que reciba. El éxito comunicativo radica en que esa visión del mundo sea común para los interlocutores.
  • Pese a lo interior, los interlocutores tratan de cooperar para que la comunicación sea lo más eficaz posible. El hablante intentará escoger (mostrar) la forma de comunicarse que, en la medida de sus posibilidades, sea lo más eficaz posible, y el receptor tratará de inferir lo que quiere decir el hablante.
  • El contexto ya no es algo dado, la escena sobre la que se produce la comunicación, sino que es un conjunto de ideas y estímulos para procesar los mensajes.
  • Fundamentamos nuestra comunicación en el principio de relevancia: los seres humanos buscamos una forma de comunicarnos en la que el esfuerzo para procesar la información sea el más sencillo posible. Para ello, es necesario dosificar con inteligencia la información nueva combinándola con la información conocida.

Para saber más:

  • Escandell Vidal, M. V. (2014). La comunicación. Lengua, cognición y sociedad. Madrid: Akal.
  • Pons Bordería, S. (2004). Conceptos y aplicaciones de la teoría de la relevancia. Madrid: Arco Libros.
  • Pons Bordería, S. (2005). La enseñanza de la pragmática en la clase de E/LE. Madrid: Arco Libros.

La Pragmática, entre lo social y lo cognitivo

En el estudio de la Pragmática, podemos encontrar dos dimensiones diferentes: la dimensión cognitiva y la dimensión social. En definitiva, no son sino dos ángulos que se producen en la actualidad para estudiar el lenguaje: como estructura innata que poseemos desde el nacimiento y que se activa cuando aprendemos a hablar o como producto aprendido de nuestra manera de relacionarnos en una sociedad y contextos determinados.

  • Pragmática cognitiva. Según esta dimensión, el lenguaje es una facultad regida por nuestra mente. Las ideas que almacenamos en nuestra mente nos sirven para interpretar los enunciados de nuestros interlocutores
  • Pragmática social. Según esta dimensión, el lenguaje solo existe en el uso. Los hablantes y los receptores reales interactúan en una situación comunicativa concreta. En este sentido, la dimensión social de la pragmática indaga en las estrategias de producción y recepción de los hablantes y las categorías que se derivan de esta interacción.

Es preciso subrayar que no son dos dimensiones excluyentes: los seres humanos poseemos una capacidad innata para el lenguaje que desarrollamos en un ámbito social concreto.

Presuposiciones

Las presuposiciones son tipos de inferencias pragmáticas por las que el emisor de un enunciado transmite un tipo determinado de información implícita en el que es indispensable que exista unos conocimientos compartidos entre el emisor y el receptor de este enunciado.

Dicho de otro modo, las presuposiciones son significados adicionales que están implícitos en ciertas expresiones, y que cuentan para evaluar la verdad de la oración (esto último las diferencia de las implicaturas convencionales). De manera informal, podríamos definir la presuposición como una información o una proposición cuya verdad se da por sentada en el enunciado mismo de una oración.

Una de las características fundamentales de las presuposiciones es que la información implícita debe ser verdadera. Por lo tanto, tienen un valor de verdad.

(1) Los habitantes de Burgos son mexicanos.
(2) Los habitantes de Venus son ciudadanos españoles.
(3) En mi familia hemos dejado de comer carne.
(4) En mi familia hemos dejado de comer rocas lunares.

Para que estos cuatro enunciados tengan valor de verdad, es necesario, por ejemplo:

(a)  Que los habitantes de Burgos existan.
(a') Que Burgos esté en México.
(b) Que existan habitantes en Venus.
(c) Que en mi familia comiésemos antes carne.
(d) Que en mi familia antes comiésemos rocas lunares.

Por lo tanto, teniendo en cuenta lo anterior, solo son aceptables los enunciados (1) y (3).

En el caso de (1), además, es necesario el conocimiento compartido de que, además del Burgos que se encuentra en España, existe también un municipio mexicano llamado Burgos. De lo contrario, los receptores tenderían a pensar que el enunciado (1) tampoco es verdadero.

Se trata, por lo tanto, de informaciones explícitas pero entendidas por los interlocutores y que son indispensables para la correcta interpretación de un enunciado.

Otra característica importante de las presuposiciones es que siguen manteniéndose bajo la negación.

(1) Carlos es burgalés.
(2) Carlos no es burgalés.
(a) Carlos existe.
(3) Luis dejó de fumar.
(4) Luis no dejó de fumar.
(b) Luis fumaba.
(5) Luis dejó de respirar.
(c) Luis respiraba (presuposición). Luis está muerto (implicatura, puesto que dejar de respirar no es posible).

La tercera característica de las presuposiciones es que están activadas por determinadas formas lingüísticas. La presuposición se genera mediante el uso de un determinado léxico y/o determinadas construcciones lingüísticas que ejercen como desencadenantes.

Por ejemplo, los nombres propios o formas lingüísticas como mi casa, el padre de Julia, mis libros, etc., activan presuposiciones de existencia: Julia tiene un padre, yo tengo libros, etc.

En la expresión (4) En mi familia hemos dejado de tomar carne, el activador está en el verbo dejar, que tiene un significado de ‘ya no’.

Ejemplos de activadores:

Frases nominales definidas:
(1) La primera ministra de Gran Bretaña pronunció un discurso.
(La primera ministra de Gran Bretaña existe).
(2) Vino con el alcalde de Burgos
(El alcalde de Burgos existe = Burgos tiene alcalde).
Construcciones escindidas:
(3) Fue la familia de la novia la que pagó la fiesta.
(Alguien pagó la fiesta).
(4) No fui yo quien lo dijo
(Alguien lo dijo).
Verbos que indican cambio de estado:
(5) Carolina ya no sigue ganando premios
(Carolina ganaba premios antes).
(6) Los perdedores del premio empezaron a llorar
(Antes no lloraban).
Verbos factivos:
(7) Ellos sabían que esas setas son venenosas
(Esas setas son venenosas).
(8) Lamento que sean tan imprudente
(Es imprudente).
Negación interna:
(9) No bebió ginebra
(Bebió algo).
Verbos y adverbios iterativos:
(10) El equipo volvió a ganar
(El equipo ganaba antes).
Cláusulas temporales:
(11) Julio se echaba colonia antes de dar clase
(Julio daba clase).
(12) Ahora empieza a molestar
(Antes no molestaba).
(13) Dejaron de decirlo hace tres años
(Hace tres años lo decían).
Preguntas parciales:
(14) ¿Quién lo dijo?
(Alguien lo dijo).
Cuantificadores:
(15a) La comisión entrevistó a todos los candidatos preseleccionados para el cargo.
(15b) La comisión no entrevistó a todos los candidatos preseleccionados para el cargo.
(Hubo candidados).
Factores epistémicos o cognitivos:
(16a) Chema sabe que Antonio Meucci inventó el teléfono.
(16b) Chema no sabe que Antonio Meucci inventó el teléfono.
(Antonio Meucci inventó el teléfono).

La presencia de activadores es muy útil para diferenciar las presuposiciones de otro tipo de inferencias pragmáticas.

Veamos la diferencia entre una presuposición y una implicatura:

(1) Eugenia se arrepiente de haber estudiado Filología.
(2) Maite: Mi gata ha tenido una cría. ¿Quieres un gatito?
Lucía: Mi novio se niega a tener animales en casa.

En el primer caso, el verbo lamentar activa activa la presuposición de que Eugenia estudió Filología, pero en el segundo no hay ninguna expresión que active esa inferencia.

Es importante tener en cuenta que la existencia de activadores confiere a las presuposiciones un marcado carácter semántico. Sin embargo, las presuposiciones también tienen elementos pragmáticos, dado que algunos datos del contexto o de la estructura del enunciado pueden invalidar (cancelar) las presuposiciones. Parece que hay un consenso para considerar la presuposición no como un fenómeno único con una explicación unitaria, sino más bien un dominio de cuestiones relacionadas que involucran la interacción de varios aspectos semánticos y los principios pragmáticos, y por lo tanto las teorías de la presuposición no son exclusivamente semánticas ni exclusivamente pragmáticas, sino que requieren la integración de ambos tipos de información.

Lo dicho en el párrafo anterior conviene matizarlo para no confundirnos con las implicaturas (sobre todo las implicaturas conversacionales particularizadas, que veremos más adelante): mientras en las presuposiciones el contexto es necesario para determinar el valor de veracidad del enunciado, en las implicaturas el contexto nos ayuda a inferir de forma adecuado lo que queremos comunicar con un enunciado.

(1) Diego no se arrepiente de haber sido espía, si alguna vez lo fue.
(2) La tía Marta llamó a sus hijos antes de hacer testamento.
(3) Todos los estudiantes españoles saben que Graham Bell fue el inventor del teléfono.

En (1), el significado de arrepentirse queda anulado (cancelado) por la cláusula condicional posterior.

En (2), se entiende que la tía Marta hizo testamento, dado que nuestro conocimiento del mundo no nos permite presuponer como información verdadera que una persona muerta pueda hacer testamento.

En (3), la información presupuesta resulta inaceptable cuando se sabe que no fue Graham Bell el inventor del teléfono, sino Antonio Meucci. En este caso, un receptor, por ignorancia o por otros motivos, podría tomar por verdadero algo que es falso. Esto tiene un valor comunicativo muy importante, ya que, en algunas ocasiones, el emisor puede utilizar estas proposiciones de modo intencional para evocar, sin afirmarlo, algo que no es cierto y conduciendo al receptor a poder aceptarlo como verdadero.

Tabla de diferencias entre las presupposicones y las implicaturas convencionales:


Este apartado sobre las presuposiciones está basado en las obras de Graciela Reyes (hay algunos ejemplos literales, otros adaptados y alguno más de invención propia) y, especialmente, en:

Fragmento de ‘Rayuela’ de Cortázar

Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, ensalvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un primado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arcillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dajado caer unas Mulas de cariaconcia. Y, sin embargo, era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavamente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayustaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumílica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volpsados en la cresta del marcho, se sentían balparanar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, sevencían las marioplumas, y todo ello se resolviraba en un profundo pínice, en nilamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.

(J. Cortázar, Rayuela, capítulo 68).

Fragmento de ‘El avaro’ de Molière

ESCENA XI

HARPAGÓN, MARIANA, CLEANTO, ELISA, VALERIO, FROSINA y MIAJAVENA

HARPAGÓN. Aquí está también mi hijo, que viene a cumplimentaros. 

MARIANA. (Bajo, a Frosina.) ¡Ah, Frosina, qué encuentro! Es precisamente el joven de quien te hablé. 

FROSINA. (A Mariana.) La aventura es maravillosa. 

HARPAGÓN. Veo que os extraña ver que tengo unos hijos tan mayores; mas dentro de poco me desharé de ambos. 

CLEANTO. (A Mariana.)Señora, a deciros verdad, es ésta una aventura que no me esperaba, sin duda, y mi padre me ha sorprendido bastante al decirme hace un rato el propósito que había forjado. 

MARIANA. Yo puedo decir lo mismo. Es un encuentro imprevisto que me asombra tanto como a vos, y no estaba preparada para semejante aventura.

CLEANTO. Cierto es, señora, que mi padre no puede hacer mejor elección y que representa para mí una gran alegría sensible el veros; mas, con todo, no os aseguro que me regocije el deseo que podéis sentir de convertiros en mi madrastra. El parabién, os lo confieso, resulta harto difícil para mí, y es un título, con vuestra licencia, que no os deseo en modo alguno. Este discurso parecerá brutal a los ojos de ciertas personas; mas estoy seguro de que vos lo tomaréis como es debido; éste es un casamiento, señora, que, como os imaginaréis, me causa aversión; no ignoráis, sabiendo lo que soy, que ofende mis intereses; y tendré, en fin, que deciros, con permiso de mi padre, que, si las cosas dependiesen de mí, este himeneo no se celebraría. 

HARPAGÓN. ¡Vaya un cumplido impertinente! ¡Linda confesión le hacéis! 

MARIANA. Y yo, para contestaros, debo deciros que las cosas son muy semejantes y que, si os causa aversión considerarme como vuestra madrastra, no la sentiré yo menor, sin duda, considerándoos como hijastro mío. No creáis, os lo ruego, que soy yo quien intenta produciros esa inquietud. Me disgustaría grandemente causaros enojo, y, de no yerme obligada a ello por una fuerza irresistible, os doy mi palabra que no accederé en modo alguno al casamiento que os apesadumbra. 

HARPAGÓN. Tiene razón. A cumplido necio debe darse una respuesta a tono. Os pido perdón, encanto mío, por la impertinencia de mi hijo; es un joven necio que no conoce todavía el alcance de las palabras que pronuncia. 

MARIANA. Os aseguro que lo que me ha dicho no me ha ofendido en absoluto; al contrario, me complace que me explique así sus verdaderos sentimientos. Me agrada en él semejante confesión, y si hubiese hablado de otro modo, le estimaría mucho menos. 

HARPAGÓN. Es harta bondad en vos querer disculpar así sus faltas. El tiempo le hará más cuerdo, y ya veréis cómo cambia de sentimientos. 

CLEANTO. No, padre mío; no soy capaz de cambiar, y ruego encarecidamente a esta señora que me crea. 

HARPAGÓN. ¿Hasevisto semejante extravagancia? (Eleva aún más el tono.)

CLEANTO. ¿Queréis que traicione mi corazón? 

HARPAGÓN. ¡Y dale! ¿Vais a cambiar de una vez de discurso? 

CLEANTO. ¡Pues bien! Ya que deseáis que hable de otra manera, permitid, señora, que me coloque en el lugar de mi padre y que os confiese que no he visto nada en el mundo tan encantador como vos; que no concibo nada igual a la dicha de agradaros, y que el título de esposo vuestro es una gloria, una felicidad que yo preferiría al destino de los más grandes príncipes de la Tierra… Sí, señora; la aventura de poseeros es, a mis ojos, la más bella de todas las fortunas; en ella cifro toda mi ambición. Nada hay que no sea capaz de hacer por tan preciada conquista; y los más poderosos obstáculos… 

HARPAGÓN. Poco a poco, hijo mío, por favor. 

CLEANTO. Es un cumplido que hago a esta señora en nombre vuestro. 

Fragmento de ‘Julio César’, de Shakespeare

Amigos, romanos, compatriotas, prestadme atención. Vengo a sepultar a César, no a ensalzarle El mal que los hombres hacen les sobrevive; el bien es a menudo enterrado con sus huesos. Sea también así con César. El noble Bruto os ha dicho que César era un ambicioso. Si tal ha sido, su falta fue muy grave, y la habrá pagado terriblemente. Ahora, con permiso de Bruto y los demás, porque Bruto es un hombre honorable, y honorables son todos aquellos, todos, vengo a hablar en el funeral de César. Amigo mío era, leal, justo para mí, pero Bruto dice que era ambicioso, y Bruto es un hombre honorable. Muchos cautivos trajo a Roma y con sus rescates llenó las arcas públicas. ¿Pareció esto ambicioso en César? Las lágrimas de los pobres hacían llorar a César, y la ambición debería ser de índole más dura. Si embargo, Bruto dice que era ambicioso, y Bruto es un hombre honorable. Todos habéis visto cómo en las fiesta lupercaliale presenté tres veces una corona real, y cómo la rechazó tres veces. ¿Era esto ambición? Sin embargo, Bruto dice que era ambicioso, y por cierto que él es un hombre honorable. No hablo para reprobar lo que habló Bruto, pero estoy aquí para decir lo que sé.

(Shakespeare,Julio César)

El macroacto de habla

Teun van Dijk propone ampliar el estudio de la teoría de los actos de habla al ámbito textual. Con su noción de macroacto de habla, van Dijk hace que la secuencia de actos de habla pueda englobarse en un acto de habla superior, que es el llamado macroacto de habla (van Dijk, 1988):

  • “Como las oraciones, los actos de habla rara vez ocurren aisladamente: es más frecuente que realicemos secuencias completas de actos de habla”.
  • “puede que ciertos actos de habla no sean adecuados por separado, sino únicamente en relación a la adecuación de otros actos de habla de la secuencia o del ‘macroacto de habla’”.
  • “un macroacto de habla es un acto de habla que resulta de la realización de una secuencia de actos de habla lineal­mente conectados”.