La deixis

Desde un punto de vista comunicativo, como afirma Escandell, «No basta con entender las palabras; hay que saber a qué objetos, hechos o situaciones se refieren» y, para ello, hay que identificar los objetos a los que nos referimos.

Por eso, Karl Bühler, en su Teoría del lenguaje (1934), distinguía entre:

  • Campo mostrativo (deíctico). Pertenecen al campo deíctico los elementos que suponen una indicación en la situación comunicativa.
  • Campo simbólico. Pertenecen al campo simbólico los elementos que tienen una precisión significativa aludiendo a otros elementos no presentes directamente en el acto comunicativo.

Este es un mensaje que, de forma más o menos literal, apareció en la puerta de mi despacho:

Hola, somos nosotras. Nos hemos pasado esta mañana por el despacho pero no estabas. Mañana estaremos por aquí.

En un mensaje de este tipo, es preciso precisar los referentes de persona (nosotras, ), los de lugar (aquí) y de tiempo (pasado, esta mañana, estaremos). Necesitamos precisar todos esos datos para entender de manera adecuada el mensaje.

Lo curioso de este tipo de palabras que acabamos de señalar es que solo significan dependiendo de la situación comunicativa. En sí, nosotras, aquí o mañana no significan nada si no se enmarcan en una situación determinada de enunciación. Se llaman palabras deícticas.

El término deixis se deriva del verbo griego que significa ‘señalar’, ‘indicar’ o ‘mostrar’. La deixis se ocupa directamente de la relación entre la estructura de un idioma y el contexto en el que se utiliza el lenguaje. Es un fenómeno por el cual determinadas características del contexto de emisión se codifican por medios léxicos o gramaticales.

La deixis es un fenómeno lingüístico universal:  todos los lenguajes humanos contienen términos deícticos. Un lenguaje sin deícticos no puede satisfacer las necesidades comunicativas de sus usuarios con la misma eficacia y eficiencia que un lenguaje que sí los tenga.

Los deícticos están constituidos por cualquier forma léxica o gramatical que indica una persona (yo, ), lugar o tiempo relativos: pronombres personales, demostrativos, posesivos, adverbios de lugar y tiempo, flexión verbal, fórmulas de tratamiento, anáforas y catáforas.

Una conclusión obvia es que la interpretación de muchos enunciados está directamente condicionada por factores extralingüísticos como la identidad del emisor y del destinatario, así como las circunstancias de lugar y tiempo en el que se realiza el enunciado.

Suele afirmarse que el sistema lingüístico de la deixis se organiza en torno a las coordenadas de:

Ego – Hic – Nunc

(Yo – Aquí – Ahora)

El yo es el centro deíctico, el marco esencial y necesario de referencia.

En consecuencia de ese eje, existen correlativamente, tres formas esenciales de deixis:

  • Deixis personal.
  • Deixis temporal.
  • Deixis espacial.

Ver:

Tipología de las expresiones deícticas.

Basado en:

Escandell Vidal, M. V. (2013). Introducción a la pragmática. Letras (3ª ed.). Ariel.

Referencias bibliográficas:

  • José Luis Cifuentes Honrubia: La deixis, Barcelona, E-Excellence, 2006.
  • José Luis Cifuentes Honrubia: Lengua y espacio. Introducción al problema de la deíxis en español, Alicante, Universidad de Alicante, 1989.
  • Stephen C. Levinson: “La deixis”, en Pragmática, Barcelona, Teide, 1989,  pp. 47-87.
  • María Victoria Escandell: Introducción a la Pragmática, Barcelona, Ariel, 2013 (3ª ed.).

Evolución de la Pragmática

Además de los precedentes más o menos remotos que se han mencionado, podemos dividir la evolución de la Pragmática en tres grandes etapas.

En el fondo, subyace el debate en torno a si podemos (o no) considerar a la Pragmática como una disciplina  lingüística.

Pragmática formalista (años 30 y 40 del siglo XX)

En esta época (Peirce, Morris), se concibe a la Pragmática como parte integrante de un sistema semiótico.

En esta primera etapa, se tiene una concepción bastante limitada, por la cual la Pragmática se ocupa de una pequeña parte de elementos que se escapan a otros niveles de estudio lingüístico como, por ejemplo, los deícticos.

Los filósofos del lenguaje (entre los años 50 y 70 del siglo XX)

Es una época en la que se empiezan a cuestionar los presupuestos de la filosofía analítica y el modelo lógico-matemático que la sustentaba.

Con el precedente del «segundo Wittgenstein» de las Investigaciones filosóficas, todo un conjunto de filósofos del lenguaje, inicialmente anglosajones (Strawson, Austin, Grice) y luego norteamericanos (Searle) se vuelcan en el estudio del lenguaje ordinario, convencidos, además, de que el lenguaje no es solo descriptivo, sino que sirve para realizar acciones.

En esta etapa el campo de la Pragmática es bastante más extenso. Aunque es una disciplina en pleno proceso de consolidación, todavía contaba, sin embargo, con ciertas reticencias, dado que su campo de acción era «negativo» (la Pragmática estudiaba lo que no estudiaban las demás disciplinas) y precisaba del uso cruzado de muchas disciplinas. Estos inconvenientes hacían que no fuera aún una ciencia totalmente reconocida.

Pragmática cognitiva y Pragmática integrada (años 80 y 90 del siglo XX)

En estos años, la Pragmática evolucionará en dos sentidos diferentes. En el ámbito anglosajón, triunfa la Pragmática cognitiva, mientras que en el ámbito francés predomina la Pragmática integrada a la lingüística.

Pragmática cognitiva

La Lingüística y la Pragmática se conciben como ciencias vecinas  y complementarias, susceptibles de tener puntos en común.

  • La Pragmática se orienta hacia la sociolingüística cuando hace hincapié en las funciones del lenguaje (Labov, Goffman).
  • Se orienta hacia la psicolingüística cuando hace hincapié en los procesos de adquisición y tratamiento de la información (Milner, Charoles).
  • Se orienta hacia las ciencias cognitivas, que consideran que el tratamiento pragmático de la información revela un sistema central de pensamiento y definen una Pragmática deductiva encargada de analizar los procesos inferenciales generales, universales y no específicos ni exclusivos del lenguaje. Esta Pragmática cognitiva intenta estudiar las relaciones entre el lenguaje y sus usuarios en relación al tratamiento que hacen estos de la información de acuerdo con un sistema de adecuación lo más óptimo posible (Dan Sperber y Deirdre Wilson).
Pragmática integrada

Algunos investigadores franceses (Anscombre, Ducrot, Récanati, Kerbrat-Orecchioni) realizan un estudio complementario entre la Pragmática y la Semántica. En este sentido, la Pragmática se encarga esencialmente de describir la situación de comunicación, las condiciones para que una comunicación tenga éxito y el estudio de palabras situaciones, como los deícticos. Acoge, pues, los aspectos del código ligados a la enunciación. Derivará también en las teorías pragmáticas argumentativas.

En la actualidad

La pragmática se ha convertido en un campo de estudio esencial para la ciencia cognitiva, la inteligencia artificial, la traducción automática, la informática, la neurociencia o las patologías del lenguaje, por poner solo algunos ejemplos.

La necesidad de la Pragmática

La Pragmática tiene una presencia relativamente reciente en los planes de estudio de las universidades españolas.

Esta disciplina es necesaria porque indaga en cuatro grandes interrogantes que no han podido resolver el resto de disciplinas lingüísticas:

  1. ¿Por que no coincide lo que decimos y lo que queremos decir?
  2. ¿Por qué, a pesar de lo anterior, nos seguimos entendiendo?
  3. ¿Qué parte de lo que entendemos depende del significado de las palabras y qué parte depende de otra cosa?
  4. ¿De qué otra cosa dependen?

Naturalmente, las explicaciones de la Pragmática no son excluyentes, sino que permanecen integradas y coordinadas de modo complementario con el resto de disciplinas lingüísticas.

La presencia de la Pragmática está más que justificada en el estudio lingüístico.

Por ejemplo, la Pragmática ayuda, en primer lugar, a solventar situaciones de indeterminación como las siguientes:

a) ¡Tú y tú, pero no tú, poneos de pie!

Tenemos, en este caso, empleos de expresiones deícticas que solo pueden solucionarse mediante un conocimiento directo de la situación de comunicación por medio de algún tipo de gesto o contacto visual.

b) Los huevos fritos deben cocinarse adecuadamente y, si hay personas débiles o ancianas en casa, es preferible que sean cocidos.

[Consejo dado por el gobierno británico durante un brote de salmonella].

Todos entendemos adecuadamente que es preferible los huevos que se den a las personas con salud frágil o a los ancianos estén cocidos (mejor que fritos). Pero no hay ningún elemento lingüístico convencional que nos diga que sean los huevos y no las personas con salud frágil y los ancianos los que deban ser cocidos. Obviamente, nuestro conocimiento del mundo real y el conocimiento de lo que es probable que en el mundo real hierva nos ayuda a solucionar de forma inmediata este problema.

En segundo lugar, la Pragmática nos ayuda a realizar explicaciones sencillas de problemas que, vistos desde una perspectiva únicamente semántica o sintáctica, pueden ser algo más complicados. De este modo, en vez de perdernos en problemas teóricos, solucionamos cuestiones reales de capacidad lingüística.

Pongamos un ejemplo que afecta a la Semántica:

c) Juan ha tenido nueve novias.

Desde un punto de vista semántico, este ejemplo puede tener dos interpretaciones: ‘Juan ha tenido al menos nueve novias’ y ‘Juan ha tenido exactamente nueve novias’. Desde el punto de vista pragmático, esto se soluciona, como veremos, con lo que se denomina implicatura conversacional.

 

Para saber más:

Escandell Vidal, M. V. (2013). Introducción a la pragmática (3ª ed.). Barcelona: Ariel.

Huang, Y (2015). Pragmatics (2.ª ed.). Oxford: Oxford University Press.

¿Por qué la Pragmática?

(Actualizado el 17 de febrero de 2023)

Cuando uso una palabra, esa palabra significa exactamente lo que yo decido que signifique…, ni más ni menos.

(Lewis Carroll, Alicia en el  país de las maravillas)

Como hemos visto en otro lugar, suele darse por sentado que las lenguas son códigos y que el proceso de producción e interpretación de los enunciados obedece, respectivamente, a la codificación y la descodificación. Pero, como observa Victoria Escandell, esta es una simplificación de una realidad mucho más compleja.

La experiencia nos dice que las palabras pueden tener un valor muy distinto al que tienen en el sistema.

Por esa razón, en muchas ocasiones lo que decimos y lo que queremos decir son cosas buen diferentes. Y, obviamente, tiene que haber algún mecanismo teórico para poder entender esta paradójica circunstancia.

Ahora sabemos, gracias a la Pragmática, que las circunstancias de enunciación mediatizan de forma poderosa el auténtico significado. También, por supuesto, el conocimiento compartido del mundo que tienen los interlocutores.

Por otro lado, también parece elemental que puede existir una  distancia entre el significado literal y las intenciones del que habla. Y aquí entran en juego la inferencia.

Y ya por último, comprender un enunciado no tiene que ver solamente con el significado, sino con los objetos o situaciones a los que se refieren. Estos objetos y situaciones solo pueden interpretarse de forma correcta en el seno de una situación comunicativa concreta y del conocimiento del emisor y el destinatario.

En definitiva, hay muchas cuestiones en el estudio de la lengua, como las que plantea Kepa Korta (Korta, 2020), que dejan muchos interrogantes: saber y acotar lo que es el significado, saber quién determina ese significado, cuáles son los procesos para entenderlos y cómo los producimos. Por supuesto, saber teniendo en cuanto que hay diferencia entre lo que decimos y lo que queremos decir, ¿qué relación existe entre ambas cosas? Y todavía más: ¿qué relación hay entre todas las diversas clases de significados en cuanto sistemas de comunicación?

La Pragmática se encarga de abordar todas estas cuestiones, pero no es la única disciplina que las aborda, puesto que también son cuestiones por las que se interrogado la Filosofía del Lenguaje, la Semiótica y la Pragmática. Entre todas esas disciplinas siempre hay un ámbito de relación y superposición, aunque no de identidad.

 

Nociones básicas: interlocutores, contexto, significado, situación, conocimiento del mundo, intención comunicativa, inferencia.

  • Escandell Vidal, M. V. (2013). Introducción a la pragmática (3ª ed.). Barcelona: Ariel.
  • Corta, K. (2020). La Pragmática. En M. V. Escandell Vidal, J. Amenós Pons, & A. Ahern (Eds.), Pragmática (pp. 5–38). Akal.

 

 

La Pragmática en la Semiótica de Morris

semióticamorris

Charles Morris, en Foundation of Theory of Signs (1938), distinguió tres dimensiones de la Semiótica:

  • Sintaxis, o relación de los signos entre sí.
  • Semántica, o relación de los signos con su referente.
  • Pragmática, o relación con los signos con sus intérpretes (es decir, con sus usuarios). En otro lugar de la obra, añade también el estudio del contexto.

Es conveniente señalar que no hay que confundir la sintaxis de la que habla Morris con la sintaxis en los estudios gramaticales, dado que la sintaxis en sentido semiótico es mucho más amplia.

Competencia lingüística, competencia pragmática y competencia comunicativa

Gráfico de intersecciones sobre las distintas competencias.

competencias

Competencia lingüística

Fue un concepto introducido por Noam Chomsky en 1957. De forma muy resumida, podemos decir que la competencia lingüística reside en la capacidad para usar los sonidos, las formas, la sintaxis y el vocabulario de forma correcta y adecuada. De esta manera una persona es competente lingüísticamente si se ajusta a las reglas fonéticas, morfológicas, sintácticas y léxicas de una lengua.

Competencia pragmática

La competencia pragmática supone un paso más: se desarrolla con la relación adecuada con los interlocutores del discurso y el contexto donde se produce la comunicación.

En este caso, no solo nos fijamos en lo que se dice y cómo se dice, sino que pensamos en quién lo dice, a quién lo dice y para qué lo dice. Ser competente desde el punto de vista pragmático supone ajustar lo que decimos a las circunstancias y a los interlocutores.

Competencia comunicativa

Es un concepto instaurado por Hymes en 1971. De manera muy resumida, podemos decir que la competencia comunicativa asume que, para comunicarse de forma adecuada, hay que tener en cuenta el conocimiento lingüístico, pero también el conocimiento social y conceptual en el que se produce esta comunicación. Por lo tanto, la competencia comunicativa supone la asimilación de la competencia lingüística y la competencia pragmática.

Bibliografía

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Retórica y Pragmática

La Retórica clásica se revela como uno de los más claros precedentes del estudio del texto con vistas a la persuasión del receptor.

Aristóteles, por ejemplo, ya anticipaba un planteamiento semiótico cuando habla de los elementos del discurso (Retórica, 1358a37-1358b8):

“Porque consta de tres cosas el discurso: el que habla, sobre lo que se habla y a quién”.

En efecto, el sistema retórico tiene una configuración semiótica en la que pueden distinguirse tres partes:

  • La forma y las relaciones textuales e intertextuales (sintaxis).
  • El significado convencional y referencial (semántica).
  • Los participantes en el discurso y los valores de uso (pragmática).

En este cuadro podemos ver algunos de los hitos fundamentales de la Retórica (y la neorretórica) con esa tendencia pragmática hacia la persuasión:

cuadropersuasión

Cervantes, M. del M. (2015). Retórica y pragmática: aportación sobre sus convergencias y divergencias. Rilce. Revista de Filología Hispánica, 28, 2.

Santiago Guervós, J. de (2005). Retórica, pragmática y lingüística de la comunicación. Revista de Investigación Lingüística, 8, 177–208.

Urbina Fonturbel, R. Pueden verse sus publicaciones aquí.