La Pragmática tiene una presencia relativamente reciente en los planes de estudio de las universidades españolas.
Esta disciplina es necesaria porque indaga en cuatro grandes interrogantes que no han podido resolver el resto de disciplinas lingüísticas:
- ¿Por que no coincide lo que decimos y lo que queremos decir?
- ¿Por qué, a pesar de lo anterior, nos seguimos entendiendo?
- ¿Qué parte de lo que entendemos depende del significado de las palabras y qué parte depende de otra cosa?
- ¿De qué otra cosa dependen?
Naturalmente, las explicaciones de la Pragmática no son excluyentes, sino que permanecen integradas y coordinadas de modo complementario con el resto de disciplinas lingüísticas.
La presencia de la Pragmática está más que justificada en el estudio lingüístico.
Por ejemplo, la Pragmática ayuda, en primer lugar, a solventar situaciones de indeterminación como las siguientes:
a) ¡Tú y tú, pero no tú, poneos de pie!
Tenemos, en este caso, empleos de expresiones deícticas que solo pueden solucionarse mediante un conocimiento directo de la situación de comunicación por medio de algún tipo de gesto o contacto visual.
b) Los huevos fritos deben cocinarse adecuadamente y, si hay personas débiles o ancianas en casa, es preferible que sean cocidos.
[Consejo dado por el gobierno británico durante un brote de salmonella].
Todos entendemos adecuadamente que es preferible los huevos que se den a las personas con salud frágil o a los ancianos estén cocidos (mejor que fritos). Pero no hay ningún elemento lingüístico convencional que nos diga que sean los huevos y no las personas con salud frágil y los ancianos los que deban ser cocidos. Obviamente, nuestro conocimiento del mundo real y el conocimiento de lo que es probable que en el mundo real hierva nos ayuda a solucionar de forma inmediata este problema.
En segundo lugar, la Pragmática nos ayuda a realizar explicaciones sencillas de problemas que, vistos desde una perspectiva únicamente semántica o sintáctica, pueden ser algo más complicados. De este modo, en vez de perdernos en problemas teóricos, solucionamos cuestiones reales de capacidad lingüística.
Pongamos un ejemplo que afecta a la Semántica:
c) Juan ha tenido nueve novias.
Desde un punto de vista semántico, este ejemplo puede tener dos interpretaciones: ‘Juan ha tenido al menos nueve novias’ y ‘Juan ha tenido exactamente nueve novias’. Desde el punto de vista pragmático, esto se soluciona, como veremos, con lo que se denomina implicatura conversacional.
Para saber más:
Escandell Vidal, M. V. (2013). Introducción a la pragmática (3ª ed.). Barcelona: Ariel.
Huang, Y (2015). Pragmatics (2.ª ed.). Oxford: Oxford University Press.