¿A qué sabe el color amarillo? ¿Cómo suena el número tres? La sinestesia

Los estudiantes del ámbito de las Humanidades conocen perfectamente el concepto de sinestesia como la relación de un término con otro procedente de un sentido diferente al primero (también se relacionan términos referentes a lo sensorial con sentimientos o cuestiones abstractas). Cuando Juan Ramón Jiménez dice «Es de oro el silencio, la tarde es de cristales», está relacionando, en el primer caso, el silencio, término que, en todo caso, estaría vinculado a la ausencia de sonido (sentido del oído), con el oro, que podríamos adscribir al sentido de la vista; y, en el segundo caso, se relaciona la tarde con los cristales, término que podría adscribirse al sentido de la vista (o del oído, si pensamos en su sonido).

Sin embargo, suele ser menos conocido el fenómeno neurológico de la sinestesia:  «La sinestesia es un fenómeno neurológico caracterizado por la activación simultánea de dos sistemas (o atributos) sensoriales, uno de los cuales no ha sido estimulado directamente. Dicha activación se produce de una forma involuntaria, automática y consistente a lo largo del tiempo» (acceso al artículo aquí).

Miguel Ángel Criado escribe un artículo muy interesante en El País sobre la base genética de este fenómeno. Como hemos sugerido en el título de esta entrada, los sinestésicos pueden asociar las letras con colores o es posible también que asocien un sabor a una palabra. No puede negarse que esta alteración, vista con ojos de una persona de letras, tiene asimismo grandes dosis de poesía.

Es posible, según los estudios, que los niños nazcan con sinestesia y la vayan perdiendo a medida que van creciendo. Al parecer, son frecuentes en los niños las conexiones entre sonido y visión o que las palabras evoquen ciertos colores. Como sostiene el artículo, algunos niños, por razones genéticas, conservan la sinestesia y otros la pierden.

En todo caso, nosotros siempre tenemos la creación poética para recordarnos esas asociaciones que, pareciendo extrañas, son básicas y se sumergen en nuestro cerebro de niños.

Actualización:

Las casualidades son así: justo ayer, en Microsiervos, Wicho escribió sobre la sinestesia como condición neurológica y añadió un enlace al vídeo de Lola, una mujer que padece sinestesia léxico-gustativa. Como se señala en la entrada, Lola dice maravillas como estas:

Como siempre me ha pasado, no sé lo que es que las palabras no te sepan.

La poesía me sabe muchísimo. Es un motivo más para que yo aprecie la literatura.

El vídeo es este:

 

Criado, M. Á. (2018, March 6). Tras los genes del sabor amarillo o las ecuaciones coloreadas: así funciona la sinestesia. El País.

Recordemos que en el segundo episodio de la cuarta temporada de House una piloto de las fuerzas aéreas que quiere ser astronauta sufre ese trastorno.

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