¿El lenguaje natural es impreciso?

El planteamiento de Grice que hemos visto en este tema anula gran parte de las ambigüedades e imprecisiones que suelen hacerse al lenguaje natural. Hay una lógica en el uso del lenguaje articulada por las máximas del principio de cooperación.

Por lo tanto, producimos e interpretamos el significado lingüístico de un modo muy eficiente. No es que las palabras sean vagas e imprecisas, sino que dependen de las normas de uso del lenguaje.

ejemploseficacialenguajenatural

Implicaturas conversacionales generalizadas

 

Por ser conversacionales, se pueden cancelar, pero se diferencian de las anteriores en que no dependen de un contexto específico.

Es una implicación que se produce por el uso y que se desencadena automáticamente por la utilización de algunas formas lingüísticas en el enunciado y que, por lo tanto, no dependen del contexto.

El ejemplo clásico es el del artículo un (en muchos de sus usos, implica que no hay una relación cercana entre la entidad a la que se refiere el artículo y el individuo pertinente del contexto).

Marta va a encontrarse con un hombre esta noche.

Entré en una casa.

Esta noche, Enrique encontró a una mujer.

Las implicaturas generalizadas surgen de una asociación frecuente entre una expresión y los contextos posibles de esa expresión.

Entre las implicaturas conversacionales particularizadas y las generalizadas hay, solamente, una diferencia de grado en cuanto a su dependencia del contexto.

La observación de la máxima de cantidad provoca implicaturas conversacionales generalizadas.

Julia escribió tres libros.

La primera submáxima de cantidad nos obliga a dar la cantidad de información exacta, ni más, ni menos (Julia no escribió ni dos ni cinco libros). Pero la expresión tres, por sí misma, no significa ‘exactamente tres’, sino que significa, estrictamente, ‘por lo menos tres’ (si Julia escribió siete libros, sigue siendo verdad que escribió tres). Pero sería muy poco cooperativo decir que escribió tres si escribió más de tres; una información tan insuficiente se tomaría, en la conversación, por equivalente a una mentira, aunque lógicamente no lo sea.

Las expresiones de este tipo son ambiguas, pues significan ‘por lo menos x’ y ‘exactamente x’. En la conversación, sin embargo, solo vale el segundo significado, debido a la exigencia de cumplir la máxima de cantidad.

María se marchó a Tokio y aprendió japonés.

María aprendió japonés y luego se marchó a Tokio.

El orden de los acontecimientos en una narración motiva que el receptor establezca una relación cronológica que sigue, además, una relación de causalidad.

Implicaturas conversacionales particularizadas

Las implicaturas conversacionales particulares no se desencadenan automáticamente, sino que se establecen por la relación que se establece entre el enunciado y algunos elementos relacionados con el contexto y con las circunstancias concretas de la situación de comunicación.

Propiedades: calculables, cancelables y no separables.

Veamos un ejemplo en una carta de recomendación para un alumno que aspira a entrar en un programa de estudios de filosofía:

El Sr. X asiste siempre a clase, hace puntualmente todos sus trabajos y se expresa con propiedad

  • Cancelable. Bastaría que el alumno descrito tan mezquinamente por su profesor no aspirara a ingresar en un programa de filosofía, sino en algún otro que requiriera precisamente las cualidades mencionadas. Otra manera de anular la implicatura sería simplemente agregar algo como Y además es muy bueno en filosofía.
  • No son separables, pues no están adheridas, como las convencionales, a ciertas expresiones lingüísticas. Si en lugar de lo indicado en el ejemplo el profesor dijera lo mismo con otras palabras, la implicatura ‘no sirve para la filosofía seguiría vigente’:

El Sr. X es aplicado, puntual, y escribe con gran corrección

Implicaturas convencionales

Implicaturas convencionales

Las implicaturas convencionales forman parte del contenido de ciertas expresiones lingüísticas. Por lo tanto, surgen debido a unas características asociadas a algunos elementos léxicos y/o algunas construcciones lingüísticas.

    • Son significados adicionales, pero no se calculan, pues vienen incorporados en el contenido de las expresiones.
    • No requieren ningún contexto específico, ya que están adheridas a ciertas expresiones lingüísticas.
  • No ejercen ninguna influencia sobre el valor de verdad de la oración.

Wei es china. Por lo tanto, sabe comer con palillos.

Parece que «comer con palillos» está asumido dentro de «china».

María logró terminar la tesis.

    • Este enunciado significa que María terminó la tesis, y que le costó algún esfuerzo terminarla, por la razón que fuera.
    • La idea de esfuerzo o dificultad está implícita en la construcción lograr + infinitivo, es una implicatura convencional de esa expresión.
  • No ejercen ninguna influencia sobre el valor de verdad de la oración: entre María terminó la tesis y María logró terminar la tesis hay un mismo significado. El matiz añadido no afecta a la proposición básica, sino que hay un significado extra.

Elisa es burgalesa, por lo tanto no tiene frío.

Si Elisa es burgalesa y no tiene frío, la oración es verdadera sin necesidad del significado implícito añadido por por lo tanto.

Son pobres, pero honrados.

  • Las condiciones de verdad se satisfacen si los individuos de los que se habla son pobres y honrados; pero añade una oposición independiente del valor veritativo de la oración.
  • Las implicaturas convencionales limitan lo apropiado del uso de una expresión, ya que no su valor de verdad.

?Juanita es inteligente, pero escribió un libro buenísimo

    • Es un enunciado anómalo, como señala el signo de interrogación puesto al principio.
    • Si Juanita es inteligente y escribió un libro buenísimo, es una proposición verdadera, pese a la contradicción aportada por pero.
    • El uso de pero, sin embargo, convierte el enunciado en poco aceptable pragmáticamente.

La diferencia entre frase y enunciado

H. P. Grice aporta al estudio del lenguaje la distinción entre frase y enunciado.

  • La frase es un conjunto ordenado y coherente de palabras que no varía en función de las circunstancias en las que se ha pronunciado. La frase se caracteriza por su estructura sintáctica y por su valor semántico (esto es, por lo que «dice») y es producto de la significación de las palabras que la componen. Para Grice, el estudio de la frase corresponde a la lingüística.
  • El enunciado es el resultado de la enunciación de una frase (es decir, el acto de proferirla) y varía en función de las circunstancias en las que se pronuncia. El enunciado articula lo que el locutor quiere comunicar (que, frecuentemente, es más de lo que dice). Grice piensa que el estudio del enunciado es objeto de la pragmática y tiene que ver no con la significación, sino con el sentido. En definitiva, en la comunicación los locutores no intercambian frases, sino enunciados.

Esta distinción entre frase y enunciado sustentará uno de los desarrollos ulteriores de la pragmática: la pragmática cognitiva de Sperber y Wilson, para los que la pragmática es un conjunto de conocimientos y de capacidades para utilizar la lengua en una situación determinada.

Las implicaturas

Según Grice, los oyentes suponen que los hablantes observan el principio de cooperación. Es el conocimiento de las cuatro máximas lo que permite a los oyentes sacar conclusiones sobre las intenciones de los hablantes y su significado implícito. El significado transmitido por los hablantes y recuperado como resultado de las inferencias de los oyentes se conoce como implicatura conversacional.

Además de lo que figura aquí, puedes consultar más cuestiones relacionadas con aspectos que tratamos sobre implicaturas y violaciones de las máximas de Grice en este apartado.

Cómo funcionan las implicaturas

Lo importante para la teoría de Grice no es tanto el cumplimiento de estos supuestos mandatos como el hecho, mucho más interesante, de que los interlocutores actúan como si contaran con su cumplimiento. Sin esta actitud de los hablantes, no habría implicaturas, y quizá no habría conversación posible.

Las implicaturas conversacionales son supuestos que se originan porque el hablante dice algo en un determinado contexto compartido por los interlocutores, y en la presunción de que está observando el principio de cooperación.

Es importante tener en cuenta que las máximas conversacionales no son reglas de carácter normativo, sino principios de interpretación de los enunciados. Esto quiere decir que los interlocutores pueden respetarlas, pero también transgredirlas. No respetar una máxima conversacional no conlleva necesariamente un fracaso comunicativo, tal y como veremos más abajo.

Cuándo se producen las implicaturas

Las implicaturas se producen:

  • Cuando el hablante obedece las máximas.
  • Cuando parece violarlas pero no las viola.
  • Cuando tiene que violar una para no violar otra a la que concede mayor importancia.
  • Cuando viola una máxima deliberada y abiertamente.

Obediencia a las máximas

Son los casos que requieren menos cálculo por parte del oyente: cuando las máximas son obedecidas por el hablante, no se requiere ningún cálculo para extraer la implicatura.

Ejemplo:

(Me doy cuenta, antes de salir para clase, de que se me ha está acabando la batería del iPad, y lo comento con una compañera. Si ella me dice):

Yo tengo un cargador

Entiendo que me los está ofreciendo, pues no sería cooperativo, ni racional, mencionar esos elementos para no ofrecérmelos.

En este caso, simplemente amplío lo que dice mi compañera y saco la implicatura correspondiente.

Violación aparente

A veces el hablante parece violar las máximas, lo que puede dar lugar a implicaturas, si el oyente cree que el hablante obedece las máximas, o al menos que respeta el principio de cooperación.

Ejemplo:

Una carta de recomendación que contiene información insuficiente:

(2)   El Sr. X asiste siempre a clase, hace puntualmente todos sus trabajos, y se expresa con propiedad.

La carta da menos información de la esperada, ya que no indica si el alumno tiene talento para la asignatura. El destinatario sacará la implicatura de que el señor X no tiene ningún talento filosófico, porque de lo contrario tendría que pensar que el autor de la carta no quiere cooperar, y esto es improbable, ya que se ha molestado en escribir la carta.

Choque entre máximas

A veces no podemos dar una información sin mentir porque no la sabemos, y por lo tanto damos información aproximada, violando la máxima de cantidad para no violar la de calidad.

Ejemplo:

Si me preguntan dónde queda la biblioteca y no lo sé con exactitud, diré algo como

(3)   Queda más al sur, pasando el parque.

El oyente, al recibir esta información insuficiente, puede pensar que no quiero cooperar, o, más probablemente, puede sacar la implicatura de que eso es todo lo que sé sobre el asunto. Aunque la máxima de calidad, «Diga la verdad», parece ser de jerarquía más alta que las otras, es decir, es la que tendemos a obedecer primero, hay algunos hablantes que prefieren mentir a pasar por poco cooperativos.

¡Si pedimos instrucciones sobre cómo llegar a un sitio, por ejemplo, a alguien que debería saberlo (por vivir en el lugar o por otro motivo) pero no lo sabe, puede pasar que recibamos información insuficiente e incluso equivocada, si esa persona es incapaz de admitir su ignorancia.

Violación ostentosa

Finalmente, podemos calcular implicaturas si advertimos que el interlocutor está violando las máximas con deliberación.

Imagínese un diálogo como el siguiente:

Niño (por décima vez): ¿Cuándo comemos, mamá?

Madre : Cuando esta señora que ahora está escribiendo termine de hacer su trabajo y se levante de esta silla y vaya a la cocina y ponga a calentar la cena…

La prolijidad de la respuesta (en abierta violación de una de las submáximas de manera) tiene por misión que el niño infiera la actitud de la madre ante su insistencia.

Más violaciones

Las violaciones abiertas de las máximas constituyen un punto de partida para detectar la existencia de implicaturas.

Ejemplo 1:

A: Buenos días. Venía a presentar denuncia por sustracción.

B: Usted dirá.

A: Resulta que un soldado suizo me ha robado un reloj ruso.

B: Querrá usted decir que un soldado ruso le ha robado un reloj suizo.

A: Esa hipótesis tiene todas las probabilidades de ser cierta. Pero recuerde que ha sido usted quien lo ha dicho, no yo.

Ejemplo 2:

María: ¿Es guapo?

Carmen: A ella le gusta.

Ejemplo 3:

María: ¿Saca buenas notas tu hijo Roberto en la carrera?

Carmen: Hace lo que puede.

Ejemplo 4:

María: ¿Saca buenas notas tu hijo Roberto en primero de primaria?

Carmen: Hace lo que puede.

Máximas del principio de cooperación

Las máximas son unos principios generales de cooperación establecidos por Grice.

Como dice Estrella Montolío: “Conversar es un acto de sinergia creativa entre los cerebros de los hablantes; es, pues, la expresión más clara del impulso humano hacia la cooperación”. En este sentido, la conversación es uno de los actos humanos más cooperativos.

Por lo tanto, las personas intentamos establecer principios racionales y colaborativos en nuestros intercambios comunicativos. Por eso, ofrecemos la información necesaria, hablamos de cosas que tienen relación con el tema que estamos tratando, intentamos que nuestro interlocutor nos entienda… Resumiendo las máximas que vamos a desarrollar a continuación, intentamos ser sinceros, relevantes, claros, breves y ordenados.

De este modo, los hablantes actuamos de acuerdo con unas reglas implícitas para entendernos y que los intercambios comunicativos sean lo más fluidos y eficaces posible. Es un planteamiento muy general y bienintencionado, pero, si no tuviésemos esos principios, la conversación no sería posible. De hecho, conocemos a personas que incumplen esas reglas de modo flagrante y motivan la desesperación en sus interlocutores.

Bajo el principio general de ser cooperativo, Grice establecía unas máximas:

1. MÁXIMA DE CANTIDAD

Los hablantes deben aportar la información que se requiera, ni muy poca ni demasiada. Las personas que dan muy poca información se arriesgan a que su oyente a no ser capaz de identificar de qué están hablando porque no son lo suficientemente explícitos. Aquellos hablantes que dan más información que el oyente necesitan correr el riesgo de aburrirlos.

Estoy haciendo un curso de lectura rápida. He leído Guerra y paz. Iba sobre Rusia (Woody Allen).

2. MÁXIMA DE CUALIDAD O CALIDAD

Esperamos que los hablantes sean sinceros y que digan algo que creen que se corresponde con la realidad. Por lo tanto, pensamos que un hablante no va a decir nada que crea falso y sobre lo cual no tenga pruebas.

Que yo sepa, no hay ninguna razón para no encender la luz.

En un ejemplo como el anterior, el hablante ha dejado claro que no estaba seguro y no se le puede acusar de mentiroso.

No hay ninguna razón por la que sepa para no encender la luz.
(Hasta donde yo sé, no hay ninguna razón para no encender las luces).

3. MÁXIMA DE RELACIÓN: sea relevante [‘relevante’ ‘pertinente’]

Suponemos que los hablantes dicen algo pertinente para la conversación que se está tratando.

4. MÁXIMA DE MANERA

Debemos expresarnos con claridad, ser ordenados y debemos evitar la oscuridad y la ambigüedad.

Las rupturas

Del mismo modo que seguimos estas «normas» conversacionales, también somos conscientes de que, en algunos casos, algunas personas no las siguen al pie de la letra. En ciertas ocasiones, se debe a fallos comunicativos, pero, en otras, la violación o la ruptura de las máximas se producen por otros motivos comunicativos.

Un ejemplo

Si queremos cooperar con alguien a cambiar el aceite de su coche:

  • Le acercaremos una lata de aceite y no un neumático (pertinencia).
  • Una lata de aceite y no una cucharilla (cantidad).
  • Aceite que sea de automoción y no de freír (calidad).
  • No tardaremos una semana en hacerlo (manera).

El conocimiento de las máximas por parte de los hablantes

Algunas expresiones delatan que los hablantes tenemos automatizadas, en cierta forma, las máximas del principio de cooperación.

  • Calidad.

Por lo que sé…

No estoy seguro de si esto es cierto, pero…

Puedo estar equivocado, pero…

  • Cantidad.

Como probablemente ya sabes…

No puedo decir nada más…

Probablemente no necesite decir esto, pero…

Sé que me estoy enrollando, pero…

  • Relación.

Por cierto…

No estoy seguro de si esto es relevante, pero…

No quiero cambiar de tema, pero…

  • Manera.

No estoy seguro de si esto ha quedado claro, pero…

No sé si esto tiene mucho sentido, pero…

Esto puede resultar un poco farragoso o aburrido, pero…

Para saber más:

  • Escandell Vidal, M. V. (2013). Introducción a la pragmática (3.a). Ariel.
  • Julio, M. T., & Muñoz, R. (Eds.). (1998). Textos clásicos de pragmática. Arco Libros.
  • Montolío, E. (2020). Cosas que pasan cuando conversamos. Ariel.
  • Pinto, D., & Pablos-Ortega, C. de. (2014). Seamos pragmáticos. Introducción a la pragmática española. Yale University Press.
  • Reyes, G. (2011). El abecé de la pragmática. En Cuadernos de lengua española (Vol. 23). Arco/Libros.
  • Reyes, G. (2018). Palabras en contexto. Pragmática y otras teorías del significado. Arco Libros.

El principio de cooperación

Nuestros intercambios comunicativos corrientes no consisten en una sucesión de observaciones desconectadas. La conversación comporta, normalmente, un esfuerzo por colaborar con nuestro interlocutor: los hablantes tienen por lo general algún propósito común, más o menos definido, y tratan de alcanzarlo.

El principio de cooperación es el principio general que guía a los interlocutores en la conversación, y que vale también para otros comportamientos. Grice lo formula así:

«Su aporte a la conversación debe ser, en cada etapa de esta, tal como lo exija la finalidad o la dirección del intercambio verbal aceptada por ambas partes”.

«Debemos» comportarnos así porque es lo que los demás esperan de nosotros, y nosotros de los demás. La expectativa es tan fuerte que, si el hablante parece no cumplir con el principio de cooperación, el oyente, en lugar de pensar que efectivamente el hablante no cumple, va a pensar que el hablante quiere decir otra cosa. Esa otra cosa será una implicatura, es decir, un significado adicional comunicado por el hablante e inferido por el oyente.

La confianza en el interlocutor: el principio de cooperación

Los intercambios verbales tienden a funcionar mejor cuando los participantes siguen ciertas convenciones sociales. Para que la comunicación tenga efecto es necesario contar con la confianza en el interlocutor.

  • En circunstancias normales, cualquier desconocido va a prestarnos atención si le dirigimos la palabra, y probablemente va a contestarnos.
  • Además sabemos que nuestro interlocutor, conocido o desconocido, amigo o enemigo, va a tratar, por lo general, de entender lo que intentamos comunicarle.

Este acuerdo previo y tácito de colaboración en la comunicación es lo que Grice denominó “principio de cooperación” en 1967.

Veamos un ejemplo de Grice para explicarlo:

(A y B están hablando de C, un amigo común que trabaja en un banco)

A: ¿Qué tal le va a C en su trabajo?

B: Bien, creo; le gusta trabajar allí, y todavía no lo han metido en la cárcel.

Lo que B quiere decir (implica, sugiere) con sus palabras es diferente de lo que dice literalmente por medio del significado convencional de las palabras.

Este significado adicional, una implicatura de lo dicho, es que C es el tipo de persona al que le tienta demasiado el dinero.