Esta mañana, me ha llamado la atención un titular del Diario de Burgos en su edición impresa. Aparecía ya como avance en portada:
La UBU atrae solo a 25 extranjeros de 800 docentes e investigadores en plantilla.
Desde luego, no es en dato halagüeño: el adverbio solo nos señala un dato del que se desprende un porcentaje bastante negativo. Las universidades deberían ser instituciones en las que se premia la excelencia y que deberían atraer a los mejores profesionales, sean de donde sean. Porque de ese solo también deducimos que es un número pequeño y que, para que las cosas funcionen mejor, tendría que haber muchos más. No es que los mejores sean los docentes e investigadores extranjeros, sino que es más fácil encontrar a los mejores si, en vez de sumar un personal de procedencia únicamente española, sumamos a los interesados de otras nacionalidades.
En la página seis, aparece ya la noticia desarrollada. Veamos el titular:
Se repite el titular del avance en portada, pero se añade una información que la precisa:
Suponen un 3 % del total, un punto por encima de la media nacional.
[Ccorrijo el original, ya que entre el número y el símbolo del porcentaje hay que dejar un espacio fino: OLE10, p. 590]
Creo que no hay un planteamiento correcto a la hora de redactar ese titular. Si leemos este titular por sí solo, interpretamos que la UBU tiene a muy pocos docentes e investigadores extranjeros. Este hecho, siendo cierto, conduce a contrastar esa escasez en la Universidad de Burgos con un número supuestamente mayor en otro sitio (el lector está empujado, por la teoría pragmática de la relevancia, a pensar que en otras universidades españolas). El dato añadido «un punto por encima de la media nacional» hace que el lector pueda sentirse extrañado, dado que un titular más optimista y realista (aunque, ciertamente, no un consuelo para la salud de nuestra querida institución), sería (por muy triste que sea el dato en sí):
«La UBU cuenta con más docentes e investigadores extranjeros que la media de las universidades españolas».
O, en todo caso, un titular realista y negativo para todos:
«Las universidades españolas atraen solo al 2 % de docentes e investigadores extranjeros».
O, también, uno negativo más general:
«Las universidades españolas cuentan con muchos menos investigadores y docentes extranjeros que las universidades europeas».
Insisto: el dato puede ser negativo, pero no lo es para la UBU en su justa comparación con el resto de universidades: el dato particular no puede emborronar el aserto general, que es el válido en este caso.
El desarrollo de la noticia explica muy bien a qué se debe esta circunstancia en todas las universidades españolas, pero eso ya es una cuestión de política educativa universitaria y no una cuestión comunicativa. El sistema de acceso a la docencia universitaria en España cuenta con un sistema de acreditación que no facilita nada las cosas para la incorporación de personal extranjero… y tampoco para una sana promoción de los investigadores y jóvenes promesas españolas. En efecto, nuestro país cuenta con un pésimo sistema de acceso a la función docente, que invade nuestros centros superiores de trabajadores precarios en forma de una figura de profesorado asociado perversamente entendida. De eso (quizás) tendremos que hablar otro día.
Un pequeño apunte para acabar: la redactora del Diario de Burgos escribe con gran corrección el adverbio solo. Para aquellos persistentes que defienden a ultranza el uso de solo como adverbio con tilde, les recomiendo la lectura atenta del artículo de Salvador Gutiérrez Ordóñez «Sobre la tilde en solo y en los demostrativos», aparecido 2016 en el BRAE. De esto, con toda seguridad, hablaremos otro día.