Tanto el productor del enunciado como el receptor tienen un papel más activo que en la teoría de comunicación por descodificación.
En el caso del receptor, la misión del oyente es intentar:
- Descubrir sus intenciones comunicativas e informativas.
- Llegar a lo que el hablante ha querido comunicar.
Un hombre con cara de ladrillo pegaba puñetazos en cierta cosa
de color café que resultó ser un piano (E. Jardiel Poncela, Amar se escribe sin hache)
El lector no se limitará a descodificar, sino que intentará descubrir el significado irónico propuesto por el autor pero que no se ha trasmitido de forma explícita.
El entorno cognitivo compartido
Cuando dos personas se comunican, cada una intenta entender a la otra desde su entorno cognitivo y ambas crean un espacio común en el que existen ideas poseídas por ambos. Este espacio es el entorno cognitivo compartido.
Pero, como cada uno de nosotros posee un entorno cognitivo propio, la coincidencia entre ambos entornos cognitivos nunca es total, lo que da pie a los problemas en la comunicación. Estos fallos forman parte del sistema y, por ello, la comunicación es una cuestión de grado.
A: No haces nada nunca en casa ¡Eres un egoísta!
B: Sí, yo también te quiero
Lo que B quiere decir no es la suma del significado de las palabras que pronuncia. Entre lo que B ha dicho y lo que ha querido decir existe un diferencial de significado que el oyente tiene que recuperar. Para ello, es necesario que A active un tipo de razonamiento similar a este:
- B ha dicho que me quiere.
- Dado el desarrollo de la conversación, sé que esto no es lo que me quiere decir
- Si B ha emitido un enunciado que no refleja lo que me quiere decir, puede ser porque me quiere comunicar algo más de lo que me ha dicho
- Mi enunciado previo era un reproche También indica reciprocidad. La respuesta de B es un reproche bajo la forma de un halago