Para empezar, y de forma muy sencilla, puede decirse que una interrogación puede tener los siguientes valores:
- Una pregunta: ¿Es la primera vez que viene usted a España?
- Una petición u ofrecimiento: ¿Me trae la cuenta?
- Una interrogativa eco: -¿Vas a venir mañana? -¿Que si voy a venir mañana?
- Una interrogativa anticipativa: ¿Que qué hago yo aquí vestido de esta manera y a estas horas de la noche? Déjame sentarme y ahora mismito te lo explico
- Una interrogación retórica ¿No crees que ha jugado sucio con nosotros?
No obstante, el problema de los valores pragmáticos (y semánticos) de las interrogaciones es mucho más complejo.
Con una interrogación también, se puede, por ejemplo, hacer un reproche:
(María corre contenta hacia Pedro, pues, después de dos horas ha encontrado una solución para poder ir a la piscina los viernes por la tarde:)
–María: Ya lo tengo. El viernes iré a la piscina a partir de las 10 de la noche.
–Pedro: ¿No podías haber encontrado una solución un poco peor? (también hubiese podido decir: –¿No podías ir un poco más tarde?)
Aunque entran en el campo de las interrogaciones retóricas, hay otro tipo de enunciados que, pese a ser aserciones, son algo diferentes entre sí:
¿Quieres que piensen que somos unos maleducados?
¿Qué hombre razonable desearía la guerra?
¿Puede haber algo más importante que la libertad?
¿Quién sino Juan puede haberlo hecho?
¿Cuándo se ha visto una cosa igual?