El tiempo y la manera de concebirlo supone también un elemento importante en la comunicación. Ofrece, de manera pasiva, información cultural y, de manera activa, modifica o refuerza el significado de otros elementos comunicativos.
Puede definirse la cronémica como la manera de concebir el tiempo de un ser humano, así como la estructuración y el uso del mismo.
Como ocurría con la proxémica, se distinguen tres categorías dentro de la cronémica:
Cronémica conceptual
Se refiere a al comportamiento y las creencias de las diferentes culturas en relación al concepto de tiempo, cómo lo valoran, como lo utilizan como concepto concreto o abstracto, material o intangible.
Además, tiene que ver con las creencias sobre la distribución del tiempo en diferentes comunidades y qué influencia tienen en el comportamiento humano, como la manera de planificar el tiempo, cómo se distribuyen las tareas desde el punto de vista temporal…
Por último, conceptos como la puntualidad o impuntualidad, la tardanza, la concepción de un momento, mucho tiempo o una eternidad, o la actividad y la inactividad son todos ellos conceptos cronémico que están reflejados también en el sistema lingüístico y que muestran gran variación intercultural.
Cronémica social
El tiempo social, determinado directamente por el tiempo conceptual, está constituido por los signos culturales que muestran cómo se maneja el tiempo en las relaciones sociales.
Se ocupa de aspectos como la duración de encuentros sociales en las reuniones, en las entrevistas de trabajo o en las visitas, en cómo se estructuran actividades como desayunar, almorzar, merendar, cenar o tomar el te, o la elección de las horas adecuadas para ciertas actividades sociales.
Cronémica interactiva
El tiempo interactivo se refiere a la duración de los signos de otros sistemas comunicativos. Tiene un valor informativo o sirve para reforzar el significado de sus elementos porque especifica o cambia su significado. Cuando mayor o menor sea la longitud de sonidos, palabras, enunciados, gestos o pausas o la velocidad mayor o menor en la enunciación, unido todo ello a las connotaciones que tienen, derivan también en signos cronémicos.