Aunque ya prácticamente nadie duda de que la lengua y cultura son aspectos indisociables que deben ir en paralelo en la enseñanza de una lengua, en muchas ocasiones este principio se acepta desde el punto de vista teórico, pero no se implementa con coherencia. De hecho, en muchas ocasiones se enseñan de forma separada.
La cultura ha de integrarse en la enseñanza de una clase de lengua, al menos, en tres dimensiones.
- La lengua no se aprende de una manera aislada, sino de manera contextual. Desde el primer momento, los estudiantes se ven envueltos en un juego de simulación de la cultura de la lengua meta, ya que aprende a relacionarse con otras personas en esa lengua.
- Desde el punto de vista sociológico, es necesario adquirir estrategias para relacionarse con otras culturas. Los aprendices de lenguas de lenguas extranjeras han de ser conscientes que las personas de otros países piensan y se comportan de manera diferente a la suya.
- La enseñanza de la cultura no puede reducirse al estudio monográfico de determinados aspectos en los que los estudiantes asumen estos de manera pasiva. Al contrario, es necesario que la enseñanza de la cultura se convierta en un proceso interactivo e interpersonales para adquirir una nueva realidad social.
Los alumnos no pueden analizar ni interpretar las situaciones de una cultura partiendo exclusivamente de las pautas de comportamiento de su propia cultura. Esto conduciría a choques culturas, malentendidos, estrés o aislamiento. Una mala asimilación de una nueva cultura puede conducir a un rechazo afectivo. Por ello, es necesario introducir la enseñanza de los elementos culturales de manera pautada, progresiva y adaptada, claro está, al nivel de competencia comunicativa del aprendiz.
De este modo, los aprendices pueden implicándose en la nueva cultura partiendo de su propia realidad y, de este modo, sentar las bases para un aprendizaje sociocultural más sistemáticos en los niveles superiores.
Se trata de ir abordando los aspectos socioculturales, muchas veces incluso de manera implícita, en las situaciones cotidianas. De ahí, se pueden ver las implicaciones interculturales de estas situaciones y, después, analizar de forma sistemática esas estructuras sociales y los fenómenos culturales.
En este sentido, es necesario tener en cuenta el inventario temático del PCIC en los apartados que conciernen a la lengua, la cultura y la sociedad. En el primer nivel, se introducen temas de la vida cotidiana (usos sociales, hábitat, servicios de transportes). En un segundo nivel, se introducen aspectos de la organización territorial, política y administrativa de España y del mundo hispánico. En un tercer nivel, se proponen temas más abstractos que implican el desarrollo de la sensibilidad hacia la cultura meta.