Tópicos, ‘topoi’, loci

En un primer momento, el estudio de la argumentación era concebido de modo binario. La relación argumentativa se establecía entre el argumento y la conclusión.

La conclusión, en no pocas ocasiones, es implícita. Así, por ejemplo, en el enunciado «Son las ocho» pueden encontrarse dos posibles conclusiones dependientes del contexto de enunciación: C1 Es tarde o C2 Es temprano.

Anscombre y Ducrot introdujeron el concepto de «operador argumentativo» para señalar que alguno de estos operadores, utilizados con un enunciado de base, modifican las potencialidades de este:

Si al enunciado «Cuesta 15 euros» (que puede tener C1 Es caro o C2 Es barato) le añadimos «solo», de este modo: «Cuesta solo 15 euros», motiva que la conclusión adecuada solo pueda ser C2 (a no ser que introduzcamos algún matiz entonativo de carácter irónico).

El concepto de operador argumentativo aparejaba problemas, ya que en algunos casos se permitía interpretar un mensaje de otra manera:

En «Son solo las ocho», la conclusión lógica parecería ser «Tómate tu tiempo», pero también puede ser «Date prisa» en el contexto de una persona convencida de que va a perder el tren y a la que el acompañante le intenta persuadir de que todavía es posible coger el tren, ese solo no lleva a la conclusión «Puedes tomarte tu tiempo».

En el contexto de esas posibilidades interpretativas nación la noción de tópico (topos, topoi). Anscombre y Ducrot, en su trabajo “Argumentativité et informativité” (1986), introducen la noción de tópico, con la que la relación argumentativa deja de ser solo de argumento-conclusión. Los tópicos no suelen aparecer de manera explícita en la argumentación: el enunciador utiliza el tópico, aunque sea implícito, para que el receptor llegue una determinada conclusión.

Los topoi no descansan sobre la lógica. Eso explica la existencia de dichos contradictorios como

Al que madruga, Dios le ayuda

No por mucho madrugar, se amanece más temprano

En boca cerrada no entran moscas

Hablando se entiende la gente

Características de los tópicos

Ducrot  (1987: 39-41; 1988: 2-3) atribuye tres características principales al topos: la universalidad, la generalidad y la gradualidad.

  • Universalidad. El topos es aceptado por una comunidad lingüística más o menos grande y que, en todo caso, incluye al emisor y al receptor.
  • Generalidad. El topos es un principio general y que es válido para ser empleado en la situación en la que se aplica y en otras situaciones análogas.
  • Gradualidad. Los topoi pueden poner en relación dos escalas argumentativas.

Por ejemplo, en

Es trabajador, muy trabajador incluso. Yo lo contrataría para ese puesto.

«Trabajador» y «muy trabajador» están coorientados hacia la misma conclusión y el segundo argumento es más fuerte que el primero. Por lo tanto, los topoi también son graduales. Cuanta más elevada es la escala, más justificada queda la conclusión.

Trabajó un poco. Le va a ir bien.

Trabajó poco. No le va a ir bien.

El tópico habitualmente aceptado es que el esfuerzo está relacionada con el éxito. «Un poco» obliga a utilizar el tópico de forma directa, mientras que «poco» obliga a utilizarlo de modo contrario.

 

 

 

 

 

García Negroni, M. M. (2005). La Teoría de la argumentación lingüística: de la teoría de los topoi a la teoría de los bloques semánticos.

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