(Fuentes Rodríguez & Alcaide, 2002: p. 18)
Según Lo Cascio (ver su libro, página 47. Ver también la página 50.), el acto argumentativo con el fin de persuadir es un macroacto de habla de carácter ilocutivo para intentar provocar un acto perlocutivo en el receptor., que es la aceptación o el rechazo de las ideas del emisor.
«Argumentar para convencer significa producir un acto ilocucionario para empujar a un hablante, un interlocutor, ideal o real, a realizar un acto perlocucionario, es decir, a aceptar o rechazar la opinión o tesis que se le ofrece a través del propio acto de habla» (Lo Cascio, 1998, p. 50).
La argumentación es, por lo tanto, un macroacto enfocado a la persuasión.
Dentro de este macroacto de habla, hay un conjunro de enunciados simples que se cumplen dentro de ese macroacto y elementos que marcan los componentes argumentativos.
En este sentido, la arugmentación opera una estructuración en el nivel macroestructural de todo el material lingüístico (Fuentes Rodríguez & Alcaide, 2002: p. 23).
Tal y como plantea Jacques Moeschler (1994), en la argumentación se ponen en marcha dos operaciones esenciales. La primera, de carácter puramente argumentativo, tiene el efecto ilocutivo de apuntar a una conclusión y relacionar esos contenidos con los argumentos y conclusiones. La segunda, de carácter argumentativo y persuasivo, busca el efecto perlocutivo de llegar a persuadir al destinatario.
Dado que la argumentación funciona como actividad comunicativa enfocada a provocar una reacción con el interlocutor, puede decirse que puede enmarcarse como un macroacto de habla de carácter ilocutivo (Carrillo Guerrero, 2007, p. 290). Este carácter hace que la argumentación se oriente al propósito de influir sobre las creencias del receptor y, además, se reconstruye en función de los objetivos del hablante y de los interlocutores.
El macroacto de habla argumentativo tiene lugar porque nosotros comunicamos mediante el discurso (no mediante la lengua). Y todo discurso conlleva usar la lengua en un contexto determinado y buscando la eficacia comunicativa, para la cual es imprescindible tener en cuenta al auditorio (Carrillo Guerrero, 2007, p. 291).
Carrillo Guerrero, L. (2007). Argumentación y argumento. Signa: Revista de La Asociación Española de Semiótica, (16), 289–320. Retrieved from https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2216764.pdf
Lo Cascio, V. (1998). Gramática de la argumentación. Estrategias y estructuras. Madrid: Alianza Editorial. Págs. 47-88.