Elementos de la argumentación (Fuentes Rodríguez & Alcaide, 2002a, pp. 33–108; Fuentes Rodríguez & Alcaide Lara, 2007, pp. 25–41)
Para que exista una argumentación, es necesario que exista un argumento. Por eso, estando relacionados, argumentación y persuasión no son términos sinónimos.
Los elementos esenciales de la argumentación son:
- Argumentos o razones que justifican la opinión del emisor.
- La conclusión que se deriva de los argumentos.
- La regla que permite establecer una relación. Es el topos retórico, o conocimiento compartido por los participantes en el acto comunicativo.
- La fuente u origen de los argumentos y la conclusión.
- El marco argumentativo o contexto en el que se produce la argumentación.
(Alguno de los argumentos o la conclusión pueden estar implícitos, pero tienen que poderse reconstruir a partir del marco argumentativo).
En esquema:
Argumentos
Los argumentos son los elementos que van a conducir, de forma justificada, a una conclusión.
Es necesario que los argumentos posean fuerza argumentativa que tenga cierto peso para justificar la conclusión.
La fuerza argumentativa puede estar reflejada en marcadores del discurso de carácter argumentativo, el léxico, la reiteración.
Conclusión
Es la tesis que intenta defender el emisor.
Puede estar implícita. En este caso, los argumentos conducen a sugerir o inferir esta conclusión.
Tópicos
El topos es «la conexión entre dos hechos o conceptos que la comunidad ha socializado y que permite la relación entre los argumentos para llegar a una conclusión» (Fuentes Rodríguez & Alcaide, 2002a, pp. 41).
Los tópicos establecen una relación argumentativa por la cual se establece una conexión entre hechos o conceptos socializados por una comunidad. Tienen como características ser generales, pertenecer al sentido común y permitir una graduación.
Es importante señalar que los tópicos pueden ser «universales», pero también propios de un país, una comunidad o un grupo. En la medida en la que pueden abarcar a todos, a veces se hace necesaria una explicación.
Los tópicos son elementos generales previos al momento de la comunicación. También pueden producirse tópicos nuevos, fruto del cambio de una reaidad determinada.
Para contraargumentar, se puede declarar un tópico como no pertinente, relativizar su valor oponiéndolo a un tópico inverso o aceptar el tópico pero rechazar su aplicación a esa argumentación en concreto.
Base argumentativa
Al ser algo general y común, el tópico puede permanecer implícito en la argumentación. Si el emisor sospecha que el receptor no tiene esa base argumentativa, lo hará explícito. La base argumentativa, por lo tanto, aparece cuando el tópico se hace explícito de manera lingüística.
La base argumentativa es la formulación bajo fórmulas lingüísticas de un tópico. Esta base argumentativa refuerza y plasma el tópico. De este modo, se despejan las dudas en torno a la relación entre argumento y conclusión.
La base argumentativa es muy importante en textos marcadamente argumentativos como el discurso político o el publicitario. De este modo, a los receptores no se les pasa por alto los aspectos positivos de la argumentación.
Fuente
La fuente es el enunciador que origina la argumentación. Puede coincidir con el locutor, pero este puede ser, también un mero transmisor. Si el locutor no coincide con el enunciador, puede deberse a que el locutor quiere descargar la responsabilidad del argumento en otra persona, o también que se prefiere una garantía mayor si el enunciador tiene una mayor «autoridad».
Marco argumentativo
El marco argumentativo es el contexto en el que se interpreta un enunciado para poder ser interpretado de forma adecuada. Puede conocerse y permanecer implícito o, si es necesario, manifestarse de forma explícita.