Si es cuestión de confesar, no soy la persona idónea para dar conversaciones triviales, para dar respuestas fáciles ni, en general, para la mayor parte de las cuestiones que se refieren a la vida cotidiana. Por supuesto, no me gusta el café ni hablar por teléfono ni ver partidos de fútbol. Me aburre jugar a las cartas, no me gusta el alcohol más allá de la cerveza y odio la impostura del gin-tonic.
Me levanto muy pronto por las mañanas y, a veces, desayuno una primera tanda con un vaso de agua, un poquito de leche con chía y una pieza de fruta (solamente tomo plátano en días alternos). Aunque me ducho todos los días, no puedo evitar lavarme, peinarme, afeitarme y echarme un poquito de colonia antes de seguir con la segunda tanda, en la que como un panecillo tostado con leche y cacao… puro.
Si es cuestión de confesar demasiado de las horas y de los minutos de ejercicio, de las series y películas, de los libros cuando me dicen cosas que conozco expresadas de una manera que yo desconocía. Escucho canciones de Shakira en bucle, pero las alterno con música country, con jazz y música clásica. Y nunca me falta mi repertorio fijo de cantautores.
Tengo ciertas dificultades para moverme en el optimismo y, antes de viajar a Jauja, suelo bajarme mucho antes para pasar largas temporada en Babia. Pienso demasiado, demasiado rápido y demasiado lento. No entiendo los manuales de instrucciones ni los libros de recetas fáciles. Me río todos los días por no llorar una vez al mes y no soporto vivir en una ciudad probablemente bonita pero llena siempre de frío.
Tengo que confesar que no soy de acceso fácil, que tiendo a ser bastante aburrido y previsible, aunque los que me conocen bien saben también que tengo una tendencia determinista hacia lo imprevisible.
Para hablar de las personas, es mejor comenzar por uno mismo. Ya sabéis, porque lo vemos (y, si no, nos lo recuerdan), que todo va a peor. Que los años pasan y las ilusiones que permanecen sobreviven en rincones cada vez más pequeños. Cada día es más sospechosamente parecido a ayer, por lo que cada vez es más fácil predecir cómo va a ser mañana.
Si es cuestión de confesar, siempre he sabido que es muy fácil hablar de los demás, pero mucho más difícil hablar de uno mismo. Todo y siempre. Es inevitable.
Canción prosificada y modificada a voluntad de una canción de Shakira con imagen de Rookuzz..
Como siempre, un placer leer tus canciones prosificadas <3