La Navidad se acerca. Parece que no, pero sí. Y estaréis pensando que es evidente, que basta con fijarse en los supermercados hace semanas, en las calles, en algunas tiendas, en casas en los que el árbol de ha adelantado a las necesidades y a las circunstancias. Pero yo suelo tener una venda en los ojos que me impide contemplar lo que ve todo el mundo. Me pongo la venda antes de la herida y continúo así mucho mucho tiempo, como si nada ocurriese. Durante días y días, camino de puntillas para que el tiempo no me (lo) note.
En los ratos libres cuando el día termino y llego al hotel, sin embargo, he descubierto una de mis grandes contradicciones. Tengo un par de películas de esas de ambiente navideño que están entre mis favoritas. Y no pienso deciros cuáles son. Felices sueños, sueños felices.
La imagen es de Travis Leech.