Desde ayer, todo ha resultado fácil y contradictorio. Fue realizando una búsqueda desesperada por todos los bártulos acumulados y he descubierto un extraño artefacto. Siguiendo la lógica de un cable que acababa en una cosa con dos salientes, he conectado eso a un artilugio que estaba en la pared. Y he descubierto otro mundo.
Accionando botones, he ido viendo otros lugares distintos a mi pequeño habitáculo. Me he pasado horas y horas mirando a personas contando sucesos que me transmitían miedo. Seres casi fantásticos, fantasmas casi, saliendo de casas con gente enferma. Conexión con hospitales de campaña. Militares y policía patrullando las calles. Cada acción con el botón me transportaba a otro infierno, hasta que llegado a unas imágenes extrañas, que carecían de color. Un señor tenía pasaportes. Otro señor tocaba un piano. Una señora llevaba un sombrero que le tapaba parte de su bello rostro. Había policías y militares también, pero parecía una historia de perdedores que no finalizaba en fracaso. He oído algo de que ellos vestían de gris y tú vestías de azul. He sonreído porque he descubierto otro universo en el que me quedaría para siempre.
(Cuarta entrega de la serie Viaje alrededor de mi casa).