Si piensas que el mundo no se puede reducir a esto, ponte frente a un espejo y pregúntale (pregúntate) por qué la vida gira, gira y gira sin una razón. Por qué todo viene de la nada, por qué nada permanece, por qué no queda nada dentro de ti.
A veces, no hay nada mejor que estar en silencio y pensar en esa primavera ligera que todavía no ha llegado. Y mirar cómo toda la vida gira infinita sin una razón. Y ver esa vida pasar, contemplar cómo viene de la nada y no queda nada dentro de ti. Sin ninguna razón, gira infinita. Gira y gira.
(Este texto está inspirado en la primera canción que escuché en 2018. Por propia esencia, pertenecería a la serie de canciones prosificadas, pero me guardo la canción porque me da la gana. He dicho… o no he dicho. La fotografía es de Joàn Abella).