ÉL. ¿Estás enfadada conmigo?
ELLA. Enfadada, no. Digamos que tenemos puntos de vista diferentes sobre algunas cosas.
ÉL. Uy, eso no presagia nada bueno.
ELLA. Ni bueno, ni malo, ni presagia. Solo que entramos en una conversación en bucle. Y estoy cansada de todo.
ÉL. ¿Pero no te duermes en un minuto?
ELLA. Lo mismo me duermo en un minuto que no me duermo. O lo mismo me duermo en un minuto y duermo un montón de horas, me levanto y no puedo con mi alma.
ÉL. O sea que es cosa del alma.
ELLA. Llámalo alma, espíritu o como te dé la gana. Yo prefiero llamarlo problemas del día a día. Se trata de superar un día para que todo vaya algo mejor… o para que no vaya a peor.
ÉL. Y era yo el catastrofista.
ELLA. No es catastrofismo. No sé lo que es: no me dedico a encuadrar conceptos en palabras. Ese es tu trabajo. Te dedicas a él y, por lo que veo, inviertes también en eso tus ratos libres.
ÉL. Vaya, lo estás viendo todo en escalas de grises muy oscuros. Casi negros.
ELLA. Eso es cosa de tu daltonismo, que te impide ver los colores.
ÉL. No lo llames daltonismo, llámalo acromatopsia.
ELLA. ¿Ves como estamos otra vez con los conceptos y las palabras? Y ahora llegará el bucle.
ÉL. Que no, que te quería decir que veo los colores, pero a veces me confundo. Pero lo claro lo veo claro y lo oscuro lo veo oscuro. Y veo también que tú ahora tienes visiones oscuras.
ELLA. Sí, oscuras, casi negras. Como la noche.
ÉL. A veces es necesario que llegue lo oscuro para ver las cosas claras.
ELLA. Buf, me cansas. De momento, dejémoslo.
ÉL. Oye, hablando de bucles. ¿Sabías que bucle viene de boquita en latín? Y, por rematar, ya sabes que un bucle es un rizo de cabello…
ELLA. Lo dejamos para otro día, ¿vale? Pues eso. Adiós.
(Entrada perteneciente a la serie Diálogos. La imagen es de Natalia Romay).