ÉL. Necesito irme, volar. Aligerarme de todo y de todos. No duermo, no sueño…
ELLA. No te pongas así. Eres de un negativo…
ÉL. Ni negativo ni nada. No me gusta nadie. A todo le saco defectos. No veo nada positivo…
ELLA. Algo habrá. Estarás pasando una mala racha.
ÉL. Las rachas son malas por culpa de uno. El cabreo y la desesperación suele ser por culpa de otros.
ELLA. Que no es así, que lo estás viendo de esa manera pero se puede contemplar de otras.
ÉL. Mira de qué otra manera se puede contemplar. (Se señala los ojos). ¿Ves qué cara?
ELLA. Yo te veo muy bien.
ÉL. Y una mierda. Cara de no descansar.
ELLA. Si, llegados a una edad, todos tenemos mala cara…
ÉL. (Se levanta la manga de la camisa). ¿Y estos granos, son también de la edad? No me jodas. Es el estrés, el puto estrés. No puedo. Estoy que reviento.
ELLA. Te iba a decir que tienes buen carácter, pero veo que no hay manera de animarte.
ÉL. Lo que necesito es irme. No sé, salir por ahí. A ver mundo.
ELLA. ¿Y dónde quieres ir?
ÉL. Muy lejos. A 80 kilómetros de esta maldita ciudad.
ELLA. (Se ríe a carcajadas). Que todos los problemas sean esos. (Saca un billete de diez euros). Toma. Esto, para el peaje, por si coges la autopista. (Saca otro billete de diez euros y le da los dos a ÉL). Y, ya que me pongo, voy a tirar la casa por la ventana. La gasolina… y los problemas, te los pago yo.
(Entrada perteneciente a la serie Diálogos. La imagen es de CUb3P1xL).