Querido diario:
Hoy iba a escribir algo triste porque las conversaciones con los demás son para compartir alegrías, vivencias y los diarios, como tú, estáis hechos para compartir los momentos difíciles y las carencias. Pero he estado pensando en voz alta y quiero dejar escritas en tus páginas otras cosas. He buscado una receta perfecta y he visto que necesitaba sal para compensar lo dulce y azúcar para compensar lo salado. Que necesitaba agua para aliviar la cerveza y una cerveza para que la vida no sea solo agua. Que necesito la oscuridad para ver y la claridad para dormir con los ojos abiertos. Sé que necesito escribir y andar, correr y pensar, nadar y decir. Que el deseo es calma y el calor el principio del frío. El que llega después, tan profundo como la ausencia. Que los sentidos están para recibirlos con ansia y guardarlos firmemente con la imaginación de los recuerdos.
Por todo esto, querido diario, quiero decirte que duermo entre sabores y me despierto entre perfumes. Que deseo recorrer el camino hasta que no se note el horizonte. Que quiero adentrarme en el mar hasta que caiga en el quicio del fin del mundo. Y que la felicidad se disfruta en los finos vasos del presente.
La imagen pertenece a mi galería de Flickr.