Ayer empezó el congreso iRedes (está es la sexta edición de este excelente evento realizado en Burgos). En la conferencia inaugural, se hizo una afirmación con la que no estoy en absoluto de acuerdo: los ponentes venían a decir que las relaciones son más importantes que los contenidos. Menos mal que, avanzada la mañana, el genial publicitario Toni Segarra utilizó una metáfora que lo dejó claro todo: la publicidad son croquetas de pollo. Solo eso y nada más. Pero, en algún lugar y como elemento previo, tiene que haber un pollo. Toda superficialidad, toda relación, toda conexión, ha de establecerse con el pollo como elemento esencial, sustancial y primero.
Hasta ese momento, estaba tuiteando de forma compulsiva, estaba siendo el más claro ejemplo de lo que es la multitarea, lo que viene a querer decir que estaba haciendo unas cuantas cosas de forma casi simultánea dejándolas a medias. Y, sobre todo, perdiéndome lo importante. Me paré, dejé el móvil y el iPad y empecé a escuchar. Descubrí que todo lo que oía era más profundo o más matizable. Que, desde hace ya mucho tiempo, me estaba perdiendo una parte muy importante. Quizás la más importante.
Y empecé a darme cuenta de pequeños detalles, que son cruciales. Me di cuenta de que en mi biblioteca tengo cada vez más lecturas apasionantes con la etiqueta de pendiente.Cada vez oigo más música sin escuchar atentamente lo que dicen las letras y sin atender a los quiebros de la melodía. Me mantengo con las series de ficción, pero es cada vez es más frecuente que falte a la cita de las obras maestras del cine, que antes revisaba con fruición. Estoy viviendo demasiado pendiente de lo que se dice desde fuera y me olvido de lo que tengo que decirme a mí mismo, que seguro que es mucho más urgente y necesario. Espero las reacciones súbitas y repentinas de algo que, si lo pienso un poco más despacio, no me interesa demasiado. Noto también que abandono algo que me gusta mucho más que casi todo lo demás: escribir. Y que ese abandono ha convertido esa pasión en rutina, en el mal oficio de juntar una letra tras otra sin demasiado convencimiento. En suma: me faltan contenidos. No es que no tenga nada que decir, sino que he adornado mis hábitos culturales (que son, cómo no, vitales) de relaciones y me faltan las cosas importantes. Sí. Por ello, escribo aquí para manifestar mi propósito de enmienda. Me perdonarán todos aquellos que me frecuentan en las redes sociales, pero apareceré cuando tenga algo que decir y reaccionaré muy poco y seguramente tarde. Me perdonarán todos los que esperen una respuesta inmediata si no es estrictamente necesaria. Voy a intentar escuchar con atención todo lo que oiga y leer devotamente pendiente siempre de los matices: se acabó la diagonal. Y volveré en/con este blog, pero voy a intentar volver de otra manera, de la manera que me gusta, como en las mejores y grandes ocasiones. Y escribiré también de otra manera y en otros sitios, para proyectos a largo plazo que tienen que rematarse porque me importan mucho más que todas las cosas que me parecían importantes.
Habrá croquetas, eso es inevitable. Pero me aseguraré de que haya pollo en todos los recovecos de lo que tengo, quiero y proyecto. Ser.
Imagen de Matthias Rhomberg.