El día amanece soleado, pero los rayos son una trampa. Cuando salgas de casa, el frío será la realidad y la luz una entidad que solo servirá para cegarte. Saldrás de casa sin saber a qué atenerte, desconfiando de todos los pronósticos, meteorológicos y de todas las clases, con la única certeza del frío y una vaga esperanza de que el recorrido de la mañana caliente algo el corazón, las manos. El día amanece soleado y ves por la ventana a personas caminando entre sus pensamientos y los coches que se ponen en su camino. El tráfico es imposible, piensas. Y solo confías en que algo cambie, en que algo se interponga entre los grados centígrados y tu cabeza, entre la sensación térmica y la sinrazón de vivir.
Imagen de Van Wedeen Y.L.L. Centro Martinos de Imagenología Biomédica, Proyecto Human Connectome.