Resulta difícil escribir cuando ya no salen las palabras. Cuando el intento es en vano y queda todo por decir pero nada por narrar. Cuando se quiere hablar de los rincones del corazón. Cuando se desea detallar lo que esconden unos ojos que necesitan irse de vacaciones. Cuando se pretende describir un sueño y el sueño se frustra cuando se escuche una palabra que duele. Cuando la tersura de la piel es más fácil de adivinar que de anotar con una palabra que no suene almibarada. Cuando se sueña con las noches que no se duermen. Cuando la espera en la cima del rascacielos se hace demasiado larga. Cuando el presente tiene resquicios y el futuro solo esperanzas.
Resulta difícil escribir. Tanto que es imposible contar con letras lo que abarcan unas manos. Tanto que es imposible decir más que unos labios que aprietan pero no ahogan. Cuando todo es silencio, las palabras aguardan.
(Imagen Fe Ilya.)