Envuelto en el ambiente de una película antigua, seguramente norteamericana. De finales de los años setenta, pero referida a tiempos pasados, quizás una década, un poco más. En una fiesta estudiantil, con una historia de jóvenes, alocamientos, romance. Músicas agitadas en los ritmos de rock, de twist quizá. Secuestrado por una canción italiana ahora, para volar hacia el sendero de los sueños. De pronto, las luces se hacen tenues. De pronto, un segundos de silencio. De pronto, una aguja del tocadiscos rozando el vinilo. Y el sonido de una música inmensamente dulce que invita a que una cabeza se apoye en un hombro. Un momento en el que el mundo se detenga entre un abrazo estrecho. Unos labios posados con dulzura. Y, después, unas palabras musitadas al oído que hablan de amor hasta la locura.
Imagen de Thomas Lieser.