Hacía días que no escribía. Las razones, muchas y solo una es la pereza. Es mejor no escribir cuando no te apetece escupir palabras. Hoy, me ha llegado a la reproducción en modo aleatorio esta maravilla. Y lo menos que podía hacer es esto.
Pensar en ti no es un proceso de memoria, sino de descubrimiento. Una presencia que, de repente, se convierte en mi mi principio y mi fin.
Eres la brújula que marca mi sendero, mi suerte, mi acierto y mi equivocación.
Eres la persona que, con sus sonrisas, ilumina mis sonrisas; la que, con tu melancolía, me arrastra hacia el dolor y la pena. Eres la persona que me aporta frío y la que me aporta ardor.
Eres mi muerte, eres mi resurrección. Y, por eso, te pido que nunca me abandones. Que me acompañes noche y día entre el cariño y la desesperación.
(Canción prosificada y modificada a voluntad de la letra de “Lo eres todo”. De alguna manera, las palabras de amor giran sobre lo mismo. Siempre. La imagen es de 2.).