Te has desplazado a otra isla solo para volver. Has corrido para coger un sitio privilegiado y sentir que, navegando, vuelas hasta Manhattan. Los edificios soñados se acercan a ti, llenos de cristales, llenos de la memoria desgajada en fotogramas. Dejas la libertad a tu izquierda y te encaminas hacia la esperanza.
Te has desplazado a otra isla solo para volver. Para ver un puente a tu derecha y notas un leve balanceo de las olas, que te empujan. En el ferri, justo a tu lado, una pareja se besa. Y tú dejas la cámara por un momento, dejas de fotografiar para dejar ese instante en un lugar íntimo de tus recuerdos.
Te has desplazado a otra isla solo para volver. Y llegas. Y desembarcas de nuevo. Y, antes de recorrer las calles, te sientas justo al lado de la entrada del metro. Miras hacia un lado y hacia otro. Y te levantas pensando en volver, una y mil veces. Y sueñas con esperar a que, allí, en todo lo alto, encuentres todo lo que buscabas.
(La imagen pertenece a mi galería de Flickr.)