En coche, justo cuando anochece. Sin prisa, protegido por el cristal, contemplas la ciudad como en una película en la que tú eliges la banda sonora.
Una señora persevera para cruzar el paso de peatones estimulada por la cuenta atrás del semáforo, que ya se acerca a cero. Un hombre de unos cincuenta años se pone de puntillas para alcanzar el tope de la persiana de seguridad de su comercio. Mientras el padre empuja un coche de niños con mellizos, la madre, alarmada, avisa a su hija para que no vaya demasiado deprisa con una bicicleta diminuta. Un chico introduce en una furgoneta una bandeja llena de pasteles. Un grupo de chicos y chicas se empujan entre sí: uno se enfada y otros se burlan de él con gestos llamativos. Un bohemio vestido de negro y acompañado con un libro apaga el cigarrillo antes de entrar en un bar. A su lado, unos vecinos del barrio aprovechan el día cálido para tomar un vino blanco apoyados en un barril que sirve de mesa.
Una pareja de jóvenes se para en medio de la acera. Ella acerca la mano a la mejilla del chico y le quita algo que tenía pegado. Él coge la mano a la chica y la aprieta. Se dan un beso entre sonrisas.
(Imagen de Cristina L. G.)
Qué maravilla de texto…