Para que sea más dinámica y más frecuente, voy a reconvertir mis sugerencias. Como ya saben los asiduos, antes recomendaba, en una misma entrada, una serie de televisión, una película, una canción y un libro. Ahora, según las circunstancias, haré una recomendación única, pero dejando pasar menos tiempo entre ellas.
Lo que no cambia es la esencia y la motivación de las entradas. Por eso, copio la entradilla con la que empiezo siempre: no se trata de hacer críticas largas, sesudas y brillantes, sino de sugerencias de un empedernido visitante de las ficciones. Ni más ni menos.
Hoy voy a recomendar una serie de televisión de las nuevecitas (se estrenó en Estados Unidos en junio de este año: Halt and Catch Fire. Empecé a verla casi por casualidad y pensaba que era un producto destinado para los frikis y los nostálgicos de la informática (en líneas generales, la historia aborda los momentos en los que algunas compañías pugnaron por intentar crear clones que hicieran la competencia al todopoderoso IBM). Pero hubo algunos detalles que empezaron a sugerirme que esa historia externa trata, en el fondo, de otra cosa.
La evolución de la informática a principios de los años 80 se convierte, aquí, en una lucha por la superación empresarial y personal. En competencia y colaboración. En un salto al vacío de la imaginación y el talento frente a lo establecido. Y, por supuesto y por encima de todo, en los abismos personales de quienes protagonizan la historia. Lo que en un inicio parecen estereotipos, poco a poco, se van revelando como personas de carne y hueso que tienen un reto insuperable y que tienen que debatirse entre esa conciliación entre el trabajo y sus vidas. Porque, por encima de todo, en esta serie vamos conociendo cosas de nosotros mismos gracias a nuestra paulatina identificación con vivencias que, en un inicio, creíamos muy lejanas. Y, a medida que van pasando los capítulos, llegamos a vernos reflejados en la programadora genial y desadaptada, en el jefe que no lo es, en el ejecutivo ambicioso con recovecos, en el ingeniero con extraordinarias habilidades para su trabajo y nulas capacidades de gestionar su vida familiar. Y mucho más. La serie no ha acabado todavía, pero promete. Y el último capítulo emitido es sublime.
Hay que verla, amigos. Hay que verla.
(Esta es la séptima entrada de la serie Sugerencias.)