«Desearía que fuese ayer» (Mad Men, S07E03)
No es nostalgia. No es ayer en el sentido estricto. No es ni significa que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Es no estar en el cielo y no es tener los pies en la tierra. Es mirar a la derecha y a la izquierda y sentir que, con las debidas precauciones, los tranvías están acechando.
No es estar del derecho ni del revés. No es segmentar las cosas, los años y las magnitudes en porciones exactas pero relativas.
Es estar en la ficción de las realidades y es no estar en las realidades de la ficción. Es como una entidad construida pero apenas erigida y que no se sostiene más que con fundamentos de mucho barro y pocas piedras.
No es abominar la ternura y el contacto. Es anhelarlo y que proporcione miedo y pesadillas.
Es y no es sentir los momentos para la lluvia en los días parcialmente nublados. Es y no es levantar la cabeza con un sol de justicia que te ametralla entre los rayos.
Es vivir en la reflexión sin pensamiento y en el cultivo de perderse en la rosa de los vientos y de los cuatro puntos cardinales.
No es nostalgia. No es el futuro. Es algo que se escapa de todas las cosas. Entre las que me incluyo yo, pese a mí mismo.
(La fotografía, tomada en Exeter, pertenece a mi galería de Flickr.)