No se trata de quedarse, sino de ir y venir. No se trata de deslumbrar, sino de iluminar algunas tinieblas y oscurecer cosas que permanecen demasiado expuestas.
No se trata de llegar, sino de moverse entre el polvo, el barro y un asfalto que linda con el horizonte. No se trata de salmodiar, sino de entonar canciones que lleguen a los corazones.
No se trata de nada en especial, sino de ser pequeño en la trascendencia y grande en la insignificancia.
Por eso, no se trata. No se trata de eso.
(La foto pertenece a mi galería de Flickr.)