A veces, me mantengo gracias a una pedalada fuerte e intensa. A veces, gracias a correr como si no hubiera horizonte. A veces, como si la calle de la piscina fuese una forma de encajar en la lógica un mundo absurdo. A veces, levanto pesas escuchando música y mi cuerpo teñido de sudor me agradece las elongaciones, las contracciones y mi cabeza teñida de pena no piensa más allá de sus abismos.
A veces, pienso que no hablo de equilibrios, sino de formas de sustentar un mundo para abandonar otros universos. Paralelos, reales, mucho más feos.
(Imagen de Fadzly Mubin).