ELLA. Me lo pregunto muchas veces y ahora estoy convencida. Tienes que tener el síndrome de Peter Pan. Si no, no me lo explico.
ÉL. Sí, claro que tengo el síndrome de Peter Pan. No lo dudes.
ELLA. Y te sentirás orgulloso.
ÉL. Tampoco te quepa la menor duda.
ELLA. Pues a ver si maduramos…
ÉL. ¡Chincha, rabincha!
(Entrada perteneciente a la serie Diálogos. Dan Kiley ha teorizado sobre el síndrome de Peter Pan.)