Ocurre a veces. Cuando estás expuesto. Cuando tu cuerpo queda comprometido por entero y todas las partes de ese cuerpo experimentan los síntomas. Sientes dolores, molestias en el pecho, te cuesta respirar. Experimentas ansiedad, tienes palpitaciones. A veces, pierdes la consciencia. En otras ocasiones, extravías la conciencia. Sin darte cuenta, sucede. Es cuestión de un breve instante, que se hace intenso. Puede ser eterno.
Tendrás que vigilar tu corazón, tu presión arterial y la confusión mental que, esa sí, te caracteriza de forma permanente. Por mucho que estés precavido. Por mucho que lo esperes. Aunque quieras prevenir tu cuerpo y el alma del shock, este llegará. Acuesta a la persona afectada, cubriéndola de atenciones y caricias. Y abrígala. Por si hace frío.
(Imagen de Javier Díaz.)
En VerbaVolant ya hemos hablado de San Valentín en otras ocasiones:
Gracias por usar mi foto, pero sobre todo, por nombrarme. Saludos!