En una noche desvelada, la mirada se ha ido desplazado por los objetos, agazapados en la oscuridad, hacia las luces led que impiden que la tiniebla sea absoluta. En un momento, casi un fogonazo de luz negra, me he preguntado si existirá, en algún momento, alguien que me necesite. Alguien que me necesite de forma prolongada y fecunda. Me he preguntado si, por una vez en mi vida, podré llegar a caminar sin miedo para, de alguna manera, saber que puedo ser fuerte y estable.
Mis ojos se han cerrado, pero no para dormir, sino para iluminar el quicio de las estrellas. Y les he preguntado a esos puntos de luz si, por una vez en mi vida, podré llegar a tocar lo que solo anida en los sueños. Si habrá alguien que, con esa calidez que solo tienen los cuerpos, haga que mis sueños ya no sean las pesadillas que me sobresaltan. Me he incorporado, me he acercado a la cocina, he bebido medio vaso de agua. Cuando he dejado el vaso en el fregadero, se me ha ocurrido preguntarme si, por una vez en la vida, voy a ser capaz de conseguir que la tristeza no me haga daño. Si, solo por una vez, podré decir que no me siento solo. Y, cuando mi cuerpo se relajaba para poder abandonarse al sueño, he acabado preguntando a mi duermevela si el amor me devolverá la vida. Si alguien, por una vez en mi vida, me necesita.
(Versión prosificada y modificada a voluntad con reducto más posibilista y onírico, de “For Once in My Life”, en la versión cantada por Stevie Wonder. La imagen es de Nate2b.)