Más que de una fotografía, parece tratarse de un fotograma: el encuadre no procede tanto de una elección disparada, sino un movimiento continuo capturado con una pausa. No obstante, la calidad de la imagen es bastante buena.
En la fotografía hay dos personajes. Si la suposición de que procede de una imagen en movimiento, es el plano al que, seguramente, seguirá un contraplano. Tal y como lo vemos nosotros, el personaje principal aparece ligeramente ladeado, mirando casi al frente, hacia el otro personaje. Tiene el pelo castaño claro, ligeramente ondulado. Nariz fina y breve. Mentón fino y recortado. Lo que más llama la atención es su mirada: parece que sus ojos desprenden una fijeza que puede suponer obsesión, incluso crueldad. Parece que ha dicho algo o está a punto de decirlo.
Precisamente por esa dureza en el gesto y en la mirada, el que ve la fotografía se pone a favor del otro personaje, sin lugar a dudas una mujer. En la imagen, ocupa buena parte de la parte inferior derecha. Pelo largo y oscuro, un poco despeinado. La posición de la cabeza lleva a pensar que está mirando al hombre de mirada severa. Cualquiera de nosotros daría lo que fuera por contemplar el rostro de esa mujer y conocer un poco más de sus secretos.
(Esta entrada pertenece a la serie Catálogo de fotos que no existen. Por su propia esencia, no va acompañada de ninguna imagen.)