Para creer en Dios, nos basta con algo muy simple: contemplar algo que nos asombre. ¿Cómo descubrir, entonces, nuestra creencia en lo sobrenatural? Algo más sencillo de lo que nos suponíamos: ver grandes documentales sobre paisajes impresionantes, auroras boreales y cosas por el estilo. Paradójicamente, el ser humano tiende a buscar explicaciones sobrenaturales incluso cuando en esos mismos programas nos están dando las explicaciones racionales sobre su formación. Lo han comprobado científicamente Piercarlo Valdesolo y Jesse Graham.
Recordemos que el asombro y la curiosidad (términos que engloban la palabra thaumasía) eran los motores del pensamiento filosófico para Aristóteles. Esos mismos motores que llevan a la reflexión, conducen a otros a la devoción.
Veamos documentales, maravillémonos ante la obra de la naturaleza y –esto lo añado yo– de los seres humanos. Las preguntas nos llevarán a intentar dar una respuesta. Y, algunos, creerán en Dios. Aunque es obvio que Dios no existe. Al menos, yo nunca lo he visto. Solo he visto lo inconmensurable.
Referencias:
Valdesolo, P., & Graham, J. (2013). Awe, Uncertainty, and Agency Detection. Psychological Science (descubierto gracias al el comunicado de prensa de la Association for Psychological Science).
Imagen de Ignacio Izquierdo.
Muy curioso. La admiración conduce a la devoción… eso explica muchas cosas.