Sí, soy consciente. No sé mucho de Historia, ni tampoco de Biología. No he abierto nunca un libro de Ciencias ni soy muy bueno para los idiomas. Pero sí estoy seguro de una cosa: te quiero. Y también sé que, si me amas, el mundo sería maravilloso.
La Geografía, el Álgebra o la Trigonometría me pillan muy lejanas. Pero me basta sumar: uno más uno son dos. Y si esa sencilla fórmula nos incluye a ti y a mí, el mundo sería el mejor de los mundos posibles.
Ni pretendo ni busco ser un estudiante de sobresaliente, pero intento ser un estudiante con matrícula de honor si puedo conseguir que tú me quieras de forma intensa y apasionada.
Sí, soy consciente. No sé mucho de Historia, ni tampoco de Biología. No he abierto nunca un libro de Ciencias ni soy muy bueno para los idiomas. Pero sí estoy seguro de una cosa: te quiero. Y también sé que, si me amas, el mundo sería maravilloso. El mejor de los mundos habitables.
(Versión prosificada y modificada a voluntad de “Wonderful World”, de Sam Cooke. La imagen es de Camil Tulcan. Esta magnífica canción guarda también un magnífico recuerdo, con la secuencia del garaje en la película Único testigo – Witness, donde la música, en un poblado Hamish, retoma su máximo esplendor.)
Me encanta esa canción. Y la peli. Y Harrison Ford cuando el bótox no le impedía mostrar emociones.