Continuamos con una tanda de recomendaciones. Recordemos que no se trata de hacer críticas largas, sesudas y brillantes, sino de sugerencias de un empedernido visitante de las ficciones. Ni más ni menos.
SERIE DE TELEVISIÓN
What Remains. Una reciente producción de la BBC de cuatro capítulos. Sí, es una serie con tintes policíacos y de misterio con asesino desconocido hasta (casi) el último momento, pero no es solo eso. Iremos conociendo a los inquilinos de un pequeño edificio y, a la par, avanzaremos en el conocimiento de las miserias de la especie humana. Y no me refiero solo a grandes miserias, sino a las determinantes, a aquellos pequeños detalles que, paulatinamente, hacen que nuestros actos y nuestras voluntades se decanten de un lado de la balanza. El edificio en el que se desarrolla la acción no es solo un continente, sino que dota de contenido a las historias y a las vidas.
PELÍCULA
Amour es una película dirigida por Michael Haneke en 2012. Es recomendable por tantas cosas que no es posible agotarlas todas sin desvelar parte de su quintaesencia. Baste decir que trata el tema del alzhéimer desde una perspectiva descarnada y nada fácil, con las actuaciones magníficas de su pareja protagonista. Que nadie espere sensiblería, músiquita con violín de fondo y lágrimas fáciles. Los que hemos vivido de cerca esta enfermedad, nos sentimos identificados y horrorizados a partes iguales.
Y se me olvidaba: el piso de París, en el que está rodada la película y en el que se desarrolla prácticamente toda la (in)acción deslumbra porque acaba siendo un personaje más, quizá determinante. Como ocurría con la sugerencia televisiva, el continente es contenido.
CANCIÓN
Iba a elegir alguna de mis últimas canciones prosificadas, pero he resuelto no repetirme. Sin poder dar un juicio racional sino emocional (en el fondo, creo que todos nuestros juicios tienen más de lo segundo que lo primero, que no es sino una justificación ulterior), he elegido «50 Ways to Say Goodbye», de Train en su disco California 37. Los aficionados a Silvio Rodríguez me dirán que estoy loco si la comparo con la magistral «Ojalá», de Silvio Rodríguez, pero no hay más que escucharla con cierta atención para ver que no hay mayor muestra de el amor que el intento de desamor, con sus justificaciones y sus mentiras. Es una canción demasiado alegre como para ponerte triste y demasiado triste como para ponerte alegre, lo que es sinónimo de la combinación perfecta (Como anécdota, en el vídeo podéis ver a David Hasselhoff. Sí, el de El coche fantástico).
LIBRO
Entre muchas de las posibilidades que tenía entre manos, me decanto hoy por Las lágrimas de san Lorenzo de Julio Llamazares (Alfaguara, 2013). La casualidad llevó a que leyera el libro justo en los días en los que las Perseidas iluminaban el cielo con sus luces y sus sueños. Leer a Julio Llamazares puede desconcertar a los lectores poco avisados. En muchos de sus libros da la impresión de estar contando las cosas de forma casi improvisada, en un cúmulo de anécdotas y comentarios en voz alta dispersos y desordenados. Nada más lejos de la realidad: a medida que vamos leyendo, veremos que Julio Llamazares es uno de los mejores narradores en los que, hablando de instantes, nos retrata el Tiempo.
(Esta es la segunda entrada de la serie Sugerencias.)