También se fija en los seres solitarios – Fragmentos #41

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Olga trabaja como socorrista en una piscina desde hace cuatro años. Todas las mañanas, llega a las once menos cuarto al vestuario. Se pone el bañador y, encima, unos pantalones cortos muy cómodos y la camiseta roja. Olga se recoge el pelo en una coleta y va hacia la taquilla en la que coge el walkie, el pequeño maletín de primeros auxilios y las llaves para abrir el recinto. Olga se encuentra en la puerta con Carola, la compañera que se encarga esa mañana de la piscina cubierta. Intercambian unas pocos formulismos, lo mismo que cada mañana y se dirige a la mesita que constituye su centro de operaciones. Deja todas las cosas y abre la sombrilla. Olga hace el recorrido a lo largo de la piscina comprobando que todo está en orden. Abre los grifos de las duchas para comprobar que funcionan correctamente e intenta que luego, al cerrarlos, no goteen. Todo está en calma ahora.

Olga está sentada mientras entran al recinto los primeros bañistas. Observa sus rutinas, cómo colocan las toallas en las tumbonas, cómo doblan la ropa para meterla en su bolsa, cómo las mujeres ajustan los tirantes del bikini. Es una piscina tranquila y Olga puede escuchar algunas de las conversaciones. Anécdotas del día anterior, planes para la tarde, pequeños relatos de compras o de noches de cervezas. Olga también se fija en los seres solitarios, personas que llegan a la piscina y sacan su libro para leer de forma compulsiva o, simplemente, que mantienen la vista en el agua, a veces en un punto fijo. Olga se imagina, desde fuera, lo que sienten por dentro. Se interroga también por lo que sienten esos nadadores de larga distancia, que reparten buena parte de la mañana recorriendo largos y largos de la piscina.

Afortunadamente, nunca ha tenido que resolver un problema de un bañista con problemas dentro del agua. Todo se resume en pequeñas heridas, algún mareo por el calor. Olga siente que su trabajo es más un ejercicio de introspección que cualquier otra cosa. Después de ver e imaginar vidas e historias, Olga recogerá su walkie, el maletín de primeros auxilios. Sacará la llave para cerrar los candados de las vallas que dan acceso a la piscina. Cogerá su bici e intentará reconstruir su propia vida.

(Imagen de Inverno Dreaming. Esta entrada pertenece a la serie Fragmentos para una teoría del caos.)

2 comentarios en “También se fija en los seres solitarios – Fragmentos #41”

  1. ¡que bonito homenaje!

    haces un fantástico relato de la cotidianedad… me gusta Olga… me gusta como observa y se queda con todos esos detalles dentro.

    biquiños,

  2. Como pequeña curiosidad, justo ayer mi hijo tuvo que ser atendido por la socorrista de la piscina porque se cayó de la bici. Mucho suero fisiológico, agua oxigenada y una gran sonrisa. ¡Gracias!

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