ÉL. Se te ve algo nerviosa últimamente.
ELLA. Nerviosa es decir poco. Estoy atacada. Como una moto.
ÉL. ¿Por qué?
ELLA. No me gusta que me miren. Me pone de los nervios, no lo puedo aguantar.
ÉL. Pues no pases delante de una obra, que ya sabes lo que pasa.
ELLA. No seas imbécil. Me molesta que me miren cuando hablo.
ÉL. Pues ahora no pareces nerviosa. Simplemente, pareces cabreada. Te dicen cualquier cosa y atacas a la yugular.
ELLA. Pues no me saques de quicio.
ÉL. Y resulta que el cardo era yo. Ahora parezco santa Catalina de Siena.
ELLA. Lo mío es temporal.
ÉL. ¿Quién sabe? Todo es empezar.
ELLA. Di que sí, no colabores.
ÉL. Sí, colaboro lo que quieras. Te daré la dirección de mi terapeuta. Estás como unas maracas.
(Entrada perteneciente a la serie Diálogos. Imagen de Mozambique Moments.)
y si le falla el tuyo, le ofrezco la mía.
biquiños,