ÉL. ¿Tú crees que soy un bocazas?
ELLA. No comment.
ÉL. No, te lo digo en serio.
ELLA. Yo también. Sin comentarios.
ÉL. Necesito que me lo digas.
ELLA. Tú solo necesitas que te digan lo que quieres oír. Y quieres oír que no, que no eres un bocazas.
ÉL. Pero esa no es la respuesta.
ELLA. No. Claro que no.
ÉL. O sea es que sí.
ELLA. No te voy a contestar, porque ahora es cuando te enfadas, cuando dices que lo único que quiero es llevarte la contraria.
ÉL. No. Quiero que me digas la verdad.
ELLA. Nadie quiere que le digan la verdad, quiere que le digan lo que él cree que es la verdad. Que es muy diferente. Y luego llegan tus gritos y tus malos humores y tus salidas de tono y tus ironías que son sarcasmos y tus malas maneras.
ÉL. O sea, que soy un bocazas.
ELLA. Ya que lo dices, sí.
ÉL. ¿Y si te pido perdón?
ELLA. A buenas horas.
(Imagen de Pekka Nikrus.)
si al rey le sirvió un perdón… yo creo que él también se lo merece…. ¡pero si es muy tiernito!!
biquiños,
Me encanta leer tus diálogos, es como espiar en conversaciones de mentes ajenas 😉