ELLA. Es una pena.
ÉL. ¿Qué es una pena, que no tenga ganas o que no tenga nada nuevo que decir?
ELLA. No sé, las dos cosas. Igual una cosa alimenta a la otra.
ÉL. O las devora. Las fagocita. Las machaca.
ELLA. ¿No será algo pasajero, algo propio de un estado de ánimo?
ÉL. ¿Acaso los estados de ánimo no son cognitivos? ¿Acaso el estado de ánimo viene de algún lugar que no sea nuestra cabeza?
ELLA. ¿Todo se resume en eso, en una palabra, cabeza?
ÉL. Llámalo cabeza, llámalo mente, llámalo espíritu, llámalo yo pensante. Puedes unirte a la escuela filosófica o neuropsiquiátrica que quieras.
ELLA. No, no es lo mismo. Quizás no sea lo mismo la mente que el cerebro.
ÉL. ¿Y dónde se encuentra la mente, en la punta del níspero?
(La fotografía es de Alberto Urbina.)