Se va un año. Viene otro. Y separamos ambos como si fuesen las porciones de momentos diferentes, como si desgajando pudiésemos objetivar en trozos los logros y las decepciones. Como si las cosas fuesen a cambiar, como si pudiésemos dejar posar todas las decepciones y albergar esperanza en las alegrías, que no pueden ser más que futuras. Como si pudiésemos conservar unos posos de esperanza en latas de recuerdos, como si divisásemos unas líneas de un horizonte oscuro y sempiterno hasta que llegue otro final parcial.
Las divisiones –lo sabemos– son arbitrarias: los países, las zonas horarias, los meses, los calendarios, los valores de las cosas y de las personas. Hoy se acaba algo que no se acaba, comienza otra cosa que no empieza. Y, mientras tanto, solo nos cabe abrir los paraguas para ver cómo llueve en nuestra epidermis. Aunque sea por dentro.
(Imagen procedente de mi galería de Flickr.)
Y, por supuesto, mi bienvenida a Ilarina. Gracias por pasarte por aquí 🙂
Ante todo, feliz 2012. Aunque la medida sea arbitraria, pongamos ahí nuestro punto de salida. Además de a los habituales, como Fran, Magdalena y Pedro, se lo deseo con fuerza especial a Cris, que fue mi alumno en mis primeros años de docencia… ¡hace ya tanto tiempo! Bienvenida, Cris.
Este año he decidido salir a la calle sin paraguas. Y que llueva.
…bufff!, las cosas pueden cambiar y podemos albergar esperanzas y alegrías…no futuras, sino en un aquí y ahora (que es lo único que tenemos) …que coincide con un cambio en el calendario de la cocina: genial!!! que es en otro instante cualquiera…también. Eso lo llevamos dentro, forma parte de nuestro infinito, de la leyenda personal de cada uno, de nuestro mágico potencial de cambio, de sentido último, de encuentro con lo esencial de nosostros mismos. Algunas personas sólo logran verlo en momentos como éste, de celebración y exaltación de un salto inexistente, otras no lo ven nunca…y otras en cada instante de búsqueda de plenitud, de consciencia y honestidad consigo mismas…
Pero compartimentar, al final, es irremediable. Feliz y próspero 2012, aunque sólo sea por dividir lo indivisible: el tiempo
Es cierto que nuestras fronteras son arbitrarias e irreales, pero déjame aprovechar una de ellas para desearte un feliz 2012, para ti y tus seres queridos 😉
tienes mucha razón…
nosotros empeñados en fragmentarnos la vida, ¡cómo si fuese posible! y sin embargo…no es menos cierto que somos pequeños fragmentos, y nuestros días igualmente lo son,
que eso que empieza, pero no empieza… te sea propicio