ELLA. Hacía mucho tiempo que no nos sentábamos, que nos poníamos a hablar de nuestras cosas.
ÉL. ¡Qué bien! Estoy pletórico.
ELLA. Anda, tonto, que lo estabas deseando.
ÉL. Bueno, contando con que me has dejado a tres páginas del final del libro, que me está encantando, ya te puedes imaginar. Lo dicho: pletórico.
ELLA. ¿Qué es lo que nos hace tan diferentes?
ÉL. Si somos casi iguales.
ELLA. No, no somos iguales. Mira, he pensado que esto se debe a tu daltonismo. El que no distingas algunos colores de otros te hace vivir en una realidad diferente. Las cosas no pueden ser iguales cuando los matices son distintos.
ÉL. Si me apuras, igual hasta tengo que pedir una pensión de incapacidad, con los tiempos que corren. ¿Me vas a hacer creer que dices esto en serio?
ELLA. Sí. Ves la realidad con otros matices y eso te hace pensar así, distinto y raro.
ÉL. Quizá no te hayas dado cuenta de que la vida, quizá, no se mida solo con matices cromáticos, sino con otro tipo de gradaciones y graduaciones. También puedo ver la vida distinta porque soy miope, o porque tengo astigmatismo, o porque no puedo inhalar profundamente el aire de la primavera debido a mi alergia. Pero no todo son trabas físicas.
ELLA. Pero influyen.
ÉL. Aquí, lo único que influye es que tú vives una vida de vuelo comercial en clase preferente y yo una de vuelo low cost. Pero hay una cosa que nos une: los dos dividimos el año en dos. Para ti, está dividida en la temporada de fall-winter y la de spring-summer. Para mí, se divide en las rebajas de invierno y las de verano. La vida se segmenta en clases, desde la A hasta la Z. Tú habitas en las primeras letras del abecedario, yo dormito en el furgón de cola, en el lumpen del alfabeto.
ELLA. Lo que te pasa, es que no ver bien, no distingues bien, no inhalas bien y te obsesiones tanto que te da por no respirar, por no mirar. Y eso te hace no ser realista, que no consiste en ver la realidad siempre teñida de oscuro, sino en contemplarla de forma serena.
ÉL. Será eso, no te digo que no. Te voy a pedir un favor, si no te molesta. ¿Me dejas que acabe el libro, que me está gustando mucho y después hablamos? De lo que quieras. En serio.
(Imagen de motivi Fashion.)
Un diálogo muy intenso. Ya se echaban de menos…