¿Nos perdimos el momento mágico en el que brotan las palabras? ¿Dejamos, en algún instante, de accionar la palanca de los hechos? ¿Nos olvidamos del momento mágico que supone tomar algo dulce y espolvoreado con un poquito de canela? ¿Continuaremos pensando que le otoño es una estación triste sin propósito de enmienda? ¿Seguiremos pensando que el mundo está recogido solo en las ficciones? ¿Esperaremos, en el último momento, a solicitar la devolución del importe de lo vivido en el libro de reclamaciones? Y, sobre todo, ¿llegaremos a tiempo de descubrir dónde se aloja la llave de todos los misterios?
(Imagen de Milos Milosevic.)
Para bien o para mal, la vida no entiende de libros de reclamaciones. Habrá que vivirla, con todas las consecuencias y los misterios irresolubles
Un beso,