Nada más que flores

Y entonces llega un día que, al verlo pasar, se parece a otros tantos (a ese día, a ese otro, al de más allá). Y entonces llega un día que recuerda lo que hicimos, lo que dijimos; que recuerda también a nuestras voces y a nuestras sombras, reflejadas en la pared. Y entonces llega un día en el que también queda el recuerdo de las flores que cogí para ti. La primavera es, hoy, el recuerdo de las flores de invierno, flores de otros momentos, de otras temporadas, de otras estaciones. La memoria y los recuerdos de otros momentos. Quizás no sean más que flores de las que no se puede decir más: que los días parecen distintos, que las vidas pasan por los segundos y por los minutos y por las horas para dejar el olor de la eternidad.  Y, entonces, llega un día que, al verlo pasar, percibes que se parece a otros muchos. Que se parece a nuestras voces, a nuestras sombras, que se reflejan en la pared. Y entonces llega un día en el que tienes en la mano esas flores. Nada más que flores: las flores que he cogido para ti.

(Versión prosificada y adaptada muy libremente de la canción «Nient’altro che fiori«, de Gianmaria Testa. Y creada a raíz de una sesión intensiva escuchando canciones italianas de amor, con una imagen de Vvillamon.)

 

1 comentario en “Nada más que flores”

  1. Hola querido Raúl, he venido y he leído tus últimos tres posts. Me ha encantado la foto de éste (pensé que la había sacado tu hijo pero veo que no…). Lo de los suburbios del corazón, genial. Pero me ha flipado lo de ese padre prohibiendo a su hija leer «Drácula». Pues yo, de jovencita, leía todos los libros «prohibidos» que podía sacar de la biblio… Menos mal que mis padres no ponían el grito en el cielo… Besotes, M.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.