A las personas como yo les gusta caminar despacio y correr deprisa. Les gusta Ismael Serrano cuando canta distinto porque llega a recovecos del ser humano a los que otros no alcanzan. Les gusta ser coherentes en su propia contradicción.
A las personas como yo les gusta que les regalen las vidas con sonrisas y palabras. Les gustan los ritmos frenéticos cuando deberían de ser pausados y los movimientos pausados cuando deberían de ser frenéticos. Les gusta mantener, en su orden justo y preciso, vidas rellenas con la nata de las sorpresas.
A las personas como yo les gusta ver las viejas películas del Hollywood clásico porque piensan que son las más modernas. Les gusta el atractivo mayestático de Cary Grant y la dulzura firme de Ingrid Bergman. Les gusta deslizarse por las líneas que separan a los seres humanos de los seres irracionales.
A las personas como yo les gusta pensar mucho en sí mismos. Les gusta interiorizar de forma nerviosa compulsiva hasta que acaban por dolerles las mandíbulas. Les gustan las noches y los días blancos sin establecer ningún tipo de quiasmo.
A las personas como yo les gusta beberse la vida a tragos fuertes pero intensos. Les gusta más mirar que ser observados. Les gusta más el tránsito que la meta.
A las personas como yo les gustaría pensar que todo esto es una broma. Les gustaría saberse bien el papel que interpretar. Les gustaría tenere la réplica certera para defender sus argumentos.
A las personas como yo les gusta el frío seco y duro. Les gusta el calor sin ambages ni contemplaciones. Les gusta cambiar de aires, aunque siempre tiendan a quedarse, más o menos, en el mismo sitio.
A las personas como yo les gustaría ser como son pero en mejores proporciones e intensidades. Les gusta escapar de los silencios siempre que no sean propios y privados. Les gusta que la vida sean las teclas de un piano en el que se han interpretado las mejores melodías. Les gusta que todavía queden canciones por descubrir.
A las personas como yo les gusta más la imaginación que la memoria. Les gusta más la ficción que la verdad. Les parece que lo acontecido es demasiado irreal y que lo contado se aproxima mucho más a lo que debería de ser la vida.
A las personas como yo les gusta caminar despacio y correr deprisa. Ignorantes de que nosotros, que creemos tener tanto poder y control sobre nuestras vidas, no poseemos los mecanismos ni los resortes: seres arrojados en medio de sí, de nosotros mismos.
(Imagen de Mangwolf.)
Ay, Raúlito no soy como tú pero vengo a visitarte y dejar mi huella. Cuando tenga tiempo leeré todos los posts que me he perdido. Ahora solo quiero mandarte mis besotes, M.