Aunque no tengas la delicadeza de contemplar con pasión los días y las noches. Aunque no tengas la visión enfocada para apreciar los matices de los fondos y de las figuras. Aunque no poseas el don de la ebriedad en la pasión y en la sequía. Aunque no pongas el tono a la música de la vida. Aunque no contemples la existencia como una secuencia de una fotografías. Aunque no pienses en el más acá. Aunque te parezca lejano lo cercano. Aunque no dejes que la lluvia moje tu rostro todos los días. Aunque tu soledad no esté cercada por hitos bien definidos. Aunque no dejes que se te acerquen los pasos de la dicha. Aunque no dejes romper las cadenas que te hacen llagas. Aunque no pienses en el camino más que cargado de dioptrías. Aunque no fuiste nunca soldado ni ganaste ninguna batalla que no fuese pírrica. Aunque la ansiedad esconda tus sonrisas y haga emerger tus fracasos. Aunque la pintura figurativa no te sirva para explicar el sentido del mundo. Aunque no tengas nada imprescindible. Aunque el ego te aproxime a los territorios del abismo. Aunque lo imposible no sea solo una palabra. Aunque tus cicatrices no se curen con un poco de yodo y una gasa limpia. Aunque el día de hoy no tenga ni una línea aún escrita. Aunque los telediarios no te pongan en estado de alerta. Aunque no consideres las calles suficientemente iluminadas. Aunque morir sea tan solo una parte del recorrido, sigues ahí: con las uñas afiladas, enseñando los dientes. Dispuesto a luchar por cada gramo que pese tu alma.
(Imagen de Colton Witt.)
Me gusta la foto de los pajaritos en los cables. Ellos sí que son felices y libres. Besotes, M.
Y ¿qué hacemos los días que el alma es ingravida?. Tal vez rendirse es lo mejor…
Buenos días, Raúl Urbina:
Con tanto ‘aunque’ me ha sonado tu texto a esta cancion que te enlazo:
Aunque tú no lo sepas
Saludos.