ÉL. Parece que estamos tan conectados al mundo de las virtualidades que estamos desenchufados del pormenor de nuestras realidades.
ELLA. Lo dices tú, que te pasas el día enganchado al correo electrónico, a los blogs y a Twitter.
ÉL. Es que las realidades, por ser próximas, se muestran, a veces, demasiado acompasadas a nuestro ritmo cardiaco. En Twitter, las arritmias afectan menos.
ELLA. Una cosa es eso y otra es sacar el móvil del bolsillo cada dos minutos para tuitear una chuminada. ¿Te has planteado que puedes ser adicto?
ÉL. No.
ELLA. Pues yo que tú andaría con mucho cuidado. Te preocupas por tener controlado en tu vida, pero quizá el peligro está en lo que menos te preocupa.
ÉL. Ah.
ELLA. Ahora ya no te veo. Quizá la única manera de que charlemos, además de estos momentos que me sacan de quicio, es que me haga una cuenta en Twitter y te haga un retuit a todas tus imbecilidades. Ya vas a ver qué divertido.
ÉL. No son imbecilidades, son breves retazos de vida cotidiana. Twitter es el costumbrismo del siglo XXI apuntalado con unos cuantos anexos de ciencia ficción de la buena ficción del XIX.
ELLA. No, si ahora vamos a hacer filosofía de tus obsesiones. Siempre te buscas excusas para afirmar que lo que haces es profundo.
ÉL. Pues no te creas, pero todo tiene su aquel. Además, como dices, cada vez tenemos menos presencia uno en la vida del otro. Ya solo somos dos seres que divagan y discuten.
ELLA. Eso no es cierto. Y lo sabes. O sí, no sé.
ÉL. ¿Lo ves?
ELLA. La presencia es solo un paralelismo de la ausencia.
ÉL. Joder, qué frase más chula. Ahora mismo la tuiteo.
(Imagen de Spreng Ben.)
Buenos días, Raúl Urbina:
¡Qué frase!: “La presencia es solo un paralelismo de la ausencia”. La copio, encuentro que tiene su aquel, como todo. La emplearé en algún comentario de blog.
Te pongo una canción:
Cada loco con nuestro tema
Saludos.
Muy logrado el dialogo, y con mucha miga. Como la vida misma. Estoy de acuerdo con ella: todos nos justificamos y hasta pretendemos darle carácter casi científico a nuestros vicios, manias y tonterías varias (si hasta Tele 5 pretende hacer creer que Gran Hermano es un experimento sociológico…).
Tuve mi cuenta Twitter pero se ve que no le cogí el tranquillo (claro que como no tengo móvil igual eso tiene bastante que ver). A mi donde este el Facebook…