Escribir una entrada a estas horas un 24 de diciembre tiene la ventaja de que te encuentras a solas, entre el sigilo estruendoso de una música con la que, pese al ritmo, te concentras. Las aceras y paseos se abocinan con el bronco crepitar de los petardos mientras las calles de tu ciudad se nutren de coches y peatones rumbo a un destino. Escribir una entrada a estas horas te permite respirar un aire esperanzado pero no viciado. Te permite recordar todo tu pasado y alzarte en el futuro. Te permite recobrar el equilibrio suficiente para no decir lo que piensas, no vaya a ser que alguien rechiste. Si todo lo que piensas pudiera pasar de tu cabeza a los dedos (a los labios, al corazón), el mundo sería diferentemente distinto.
Pero hoy es un día para escribir con tranquilidad y realizarte a ti mismo promesas en voz baja. Para esbozar ligeramente una sonrisa mientras piensas discretamente en todo lo que te encierra(s), en todo en lo que te pierde(s).
(Imagen de jmsmytaste.)
Estoy probando ¡a ver si esta vez sale! ¡Recórcholis!
Vale… Ésto es un lío…
Muchas gracias, Fran. Un abrazo y que la Navidad sea uno más de los momentos de felicidad.
¡Joder, Raúl, que difícil lo pones para dejarte un ciberabrazo!
Lo dicho, que disfrutes moderadamente de estos días tan entrañables 😉